jueves, 5 de marzo de 2015

NOS ESTÁN ENGAÑANDO




Si el hombre como cualquier ser vivo necesita unas condiciones de vida favorables, tales como una alimentación sana, un aire que respirar limpio, un techo digno donde vivir y una confianza en sí mismo; por qué hay personas que proporcionan lo contrario, por qué hay personas que permiten que se den condiciones nefastas o destructivas del medio ideal y posible que deberíamos disfrutar.
Es muy corriente argumentar que no debemos pensar que hay gente que se levanta con el propósito de hacer el mal, pero es que lo hacen, sabiéndolo o no. Ahí van algunos ejemplos: Los alimentos manipulados en factorías industriales están conservados a base de compuestos ajenos a ellos, que dicen llevar en escuetas cantidades, que difícilmente serán nocivas para nuestro cuerpo. Eso dicen porque hay que seguir vendiendo y alejando de las mentes el fantasma de las posibles consecuencias que puedan provocar esos productos añadidos a los alimentos. Otro ejemplo donde todos nos vemos inmersos en mayor o menor grado, dependiendo de donde pasemos el mayor tiempo de nuestras vidas, es la contaminación provocada por las fábricas y por los vehículos a motor de combustión, o sea los que se mueven a costa de la energía de los combustibles fósiles. A pesar de que disponemos desde hace décadas de tecnología suficiente como para que los vehículos se desplacen con motores eléctricos, magnéticos, por aire comprimido e incluso por agua; pero los intereses monetarios que se generan con la venta de los derivados del petróleo y la imposición de los poderosos productores de estos, impiden que los que pudieran hacer algo lo hagan. Hay más ejemplos sin distanciarnos de tan solo esos cuatro apartados que enumeré al comienzo: calidad de los alimentos, del aire, un techo digno y de la confianza en nosotros. Hoy es corriente ver en los noticiarios como desalojan a las personas de sus casas, violentamente, sin contemplaciones, sin atender al tipo de personas que se desahucian: bebés, personas mayores o enfermas, al sistema le da igual y se les abandona a su suerte en la calle, sean cuales sean las condiciones climáticas. Y por último quisiera citar un tema más sutil como la perdida de confianza en sí mismo que propician los estamentos dirigidos por los mismos degenerados que van a lo suyo, que es siempre un exacerbado interés por lo monetario. Se vive bajo el mandato de unas normas absurdas para el desarrollo de las personas, controles, prohibiciones, sanciones, opresiones y una abundante mofa de la población, por lo insólito de todo lo que tenemos que soportar resignándonos y viviéndolo con impotencia. Nos dejan sin empleo, sin ingresos, nos lo recortan a su gusto, nos culpan de la situación, nos manipulan, nos bombardean con las noticias engañosas que a ellos se les antojan difundir, nos controlan mientras ellos han creado el oasis perfecto para el libertinaje pactado entre clanes de iguales.
Nosotros levantémonos para ser nosotros, para seguir nuestras metas, para alimentar nuestros planes y nuestros pensamientos positivos, obviemos a esos locos degenerados que tratan de dirigir nuestras vidas, porque lo más sensato es que nosotros las dirijamos con nuestra mente en coherencia con nuestros actos.

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