Lo podemos
lograr, podemos llegar a ser quienes somos, solo tenemos que convencernos de
que ya lo somos. Si somos capaces de imaginarlo es que ya lo somos aunque no lo
hayamos actualizado, traído a nuestro presente más inmediato, ya lo somos.
Actuemos como si lo fuéramos, porque ya lo somos, estemos atentos, pongamos una
atención mantenida con nuestra mente y esperemos expectantes para descubrir qué
hay detrás de lo aparente, del personaje diario, de la coraza, de esas maneras aprendidas
de actuar.
Apenas nos
demos una oportunidad, cambiemos un poco el ritmo, nos concentremos más, nos
relajemos y nos centremos un poco, para que se alineen o armonicen nuestros planos,
nuestros cuerpos y un tiempo mejor comience. Ahí estamos, siempre estuvimos, y
nosotros lo pasábamos por alto, no éramos capaces de ver lo que había, esa
parte de la energía total del universo, esa parte del amor total del universo y
esa parte de la inteligencia total del universo. Nos hemos dado poco en valorar,
nosotros mismos nos hemos ninguneado, no hemos tenido un aprendizaje centrado
en nuestras capacidades ni en nuestro conocimiento, hemos fabricado alguien que
nos ha ayudado a transitar hasta ahora por los caminos del mundo externo, pero
nosotros somos el que se está dando cuenta de lo que vivimos, de lo que nos
pasa; somos el punto desde donde emana todos los sentimientos, todo el amor que
somos, toda la inteligencia que somos y toda la energía que somos.
Solo
observando atentamente y constantemente descubriremos ese punto que somos, esa
fuente conectada al todo, donde todo es lo mismo, donde no hay trajes sino lo
que es, esa es la realidad, la Unidad, el mundo mágico que diríamos para
comprenderlo con la mente habitual, y es que nosotros somos mágicos, tenemos
capacidades que nos permiten experiencias inimaginables. Somos seres fantásticos
evolucionando, cada cual a su velocidad, poco a poco vamos completándonos,
mejor dicho: nos vamos dando cuenta de quienes somos, vamos actualizando
capacidades, tomando conciencia de ellas, porque siempre las fuimos, ese todo
que a veces se persigue, ya lo somos, pero como dije antes, no nos lo creemos.
Es bueno,
darnos una tregua para mirar, para sentir, parar el ritmo desenfrenado que a
veces llevamos, descansar, contactar con la naturaleza, oír a los pájaros, que
ahora, en la primavera, tan contentos, alborotados y cantores, están. Cerrar
los ojos y dejar de pensar, hacernos conscientes de nuestra manera de respirar,
tratar de respirar desde el abdomen primero y después llenar el pecho, hacerlo
suavemente, relajadamente mientras mantenemos los ojos cerrados y nuestra
atención en sentirnos así, relajados. Dejar que pase el tiempo inmersos en ese
estado diferente al ajetreo cotidiano, porque en esas pausas nos estamos dando
oportunidad para conocernos, para contactar con lo que somos, para ser más
nosotros mismos y tratar de mantener esa sensación cada vez más tiempo, hasta
que llegue el día en el que vivamos así. ¡Te deseo un feliz día!
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