viernes, 25 de marzo de 2016

EL SANTUARIO DE LA VERGÜENZA




Sabíamos que nos estábamos cargando el medioambiente, pero casi siempre pensamos en lo más inmediato: el aire de las ciudades. Hace unos días mientras caminaba con un amigo me refirió sobre una zona en un océano donde iban a parar todos los plásticos que alcanzan las aguas del mar, debido a unas corrientes marinas. Me hablaba de unas proporciones impensables tanto de cantidades como de superficie, y bueno, esta mañana lo recordé y he buscado algo de información al respecto.
Le llaman la Isla de plástico, también es conocida como la Isla de basura. Se encuentra situada en el centro del Océano Pacífico Norte. Es una ingente masa de unas cien millones de toneladas de residuos plásticos, que ocupa una superficie aproximada a dos veces la extensión de los Estados Unidos de América, que flota entre la costa de California y Japón. Se considera el mayor vertedero del mundo.
Todos sabemos que los materiales plásticos no se destruyen con facilidad, sino que hacen falta muchos años para que desaparezcan, si es que lo hacen alguna vez. La foto degradación plástica consiste en que los plásticos se van desintegrando en pedazos cada vez más pequeños, que siguen siendo polímeros. Estos pedazos son comidos por organismos marinos, que a su vez son comidos por otros animales algo más mayores, y de esta forma, los plásticos que componen esa basura tóxica, forman parte de la cadena alimenticia animal. Cuando algunos de esos animales son capturados por el hombre, también llega a formar parte de nuestra alimentación.
Según Naciones Unidas, la contaminación del Océano provoca la muerte de más de un millón de aves marinas cada año, y de unos cien mil mamíferos acuáticos, pues muchos de los restos plásticos son hallados en los estómagos de los animales muertos.

Este es un ejemplo más de cómo nuestra sociedad adquiere hábitos deplorables, como es el uso continuado de envases plásticos para todo, que posteriormente se tiran indiscriminadamente en cualquier lugar de la naturaleza, no se reciclan, afean los lugares por donde se ven, y resultan peligrosos para los animales, las aguas, y al final, para nosotros también. En los hipermercados, hasta hace poco, te daban cuantas bolsas querías; ahora te las cobran, pero al final, cada día se mueven millones de bolsas de basura y envases plásticos. Cada industria se debe hacer cargo del reciclaje de todo: las bolsas, los blísteres o las botellas que pone en el mercado. No puede ser que solo se preocupen por vender más y más, tienen que ser responsable de la mierda que ponen en las calles y en nuestros hogares. Las mismas industrias tendrían que estar obligadas por ley a retirar de los barrios los residuos que generan. En todas las calles tendrían que haber contenedores para los diferentes residuos generados por la industria, que sean gestionados por esta, no con presupuesto de los Ayuntamientos, que es dinero de todos los contribuyentes.
Antiguamente, recuerdo que cuando ibas a comprar una cerveza, o devolvías el envase de cristal, o lo abonabas, con lo cual, siempre llevabas las botellas vacías que pretendías comprar de nuevo. El tendero solía pedirte “el casco” era así como lo conocíamos por aquí. Si no lo aportabas te cobraba un precio por él, así que procurabas llevarlo, no lo dejabas en casa. Incluso había gente que se sacaba unas perrillas buscando envases y devolviéndolos en las tiendas o en las fábricas de bebidas. Las bolsas de plástico no se usaban, todas las amas de casa tenían sus bolsas para la compra o su carrito, e iban a las tiendas con sus bolsas, o su carrito dependiendo del volumen de la compra, para transportar los productos que se adquirían. No se generaban residuos como en estos momentos, y todos los envases eran más higiénicos, eran de cristal, no de plástico, como son casi el noventa por ciento, hoy en día. Las empresas los limpiaban y los reutilizabas, con lo cual no se fabricaba tan masivamente, que ya sabemos que de casi todos los procesos industriales, se liberan residuos nada saludables. ¡Nosotros mismos nos estamos matando lentamente!

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