miércoles, 15 de junio de 2016

DEFENDIENDO LO NUESTRO

                                                           Imagen: vozpopuli.com


Principalmente, cuando pienso en una España autosuficiente, siempre pienso en nuestro país sin que tenga que ser subvencionado por los grupos inversores, se llamen como se llamen. Pienso en un país industrializado, capaz de ofrecer empleo a todos los habitantes que se encuentren en edad y en condiciones para trabajar. Cuando pienso en una España autosuficiente, es inevitable que se me venga a la cabeza la idea de un país modelo, eficaz en la inversión del dinero que recauda, que tenga un sistema educativo bien estructurado y que marche a la par de las demandas laborales. También es mi plan de una España autosuficiente, un país que apueste por la investigación y las tecnologías, de tal forma que se convierta en punta de flecha de los avances mundiales en todos los campos. Este es el país que los españoles nos merecemos, que recaude porque todos trabajamos, todos producimos, todos pagamos con gusto para seguir teniendo los mejores servicios públicos, y porque nuestros gestores políticos atienden fielmente y honestamente las necesidades de la sociedad.
Hay mucho por hacer cuando un país ha crecido irregularmente, a trompicones, dando algunos pasos adelante y otros hacia atrás o, cuando las cosas se han desarrollado como han podido ante los intereses cruzados de aquellos que han visto un negocio en todo lo público, desmembrándose o dividiéndose parte de la gestión, yendo a parar a manos de multinacionales, amigos o grupos inversores, a los que solo les han importado los beneficios y no el bienestar de la gente.
Yo quiero una España autosuficiente que no solo nos consideren números de NIF o meros contribuyentes de las oficinas del OPAEF o de Hacienda “no somos todos”. Yo quiero una organización de país preocupada por encontrar las mejores soluciones a cada uno de los problemas que se le plantee a la ciudadanía. Pero que sea una España que no siga viviendo de los créditos europeos, porque esto nos hace deudores de algún órgano, que tarde o temprano, reclamará su compensación monetaria, posiblemente, interviniendo en nuestras normas de vida, en nuestras leyes e imponiendo sus condiciones, que siempre serán las que mejor satisfagan los negocios y la rentabilidad sobre el dinero que prestaron.
Ser autosuficiente como país no quiere decir que rompa lazos con el resto del mundo, no hablo de eso. Hay una globalización que nos envuelve a todos, que hace posible las relaciones comerciales con el resto del mundo, pero yo apoyo una España que produzca más, y ustedes dirán que nunca podremos competir con el mercado asiático, por ejemplo, y quizás sea verdad si no se atiende a la calidad y solo al precio; pero no hay que tener miedo a producir más cuando lo que se pretende principalmente es autoabastecerse y servir productos de calidad al resto del mundo. Esto ha de ir acompañado de una campaña de sensibilización y concienciación de los españoles, para que consuman nuestros productos principalmente, pues ello nos asegura nuestros puestos de trabajo. Por eso no podemos basar nuestra competitividad en el trabajo basura, porque la gente no tiene dinero para adquirir lo que es mejor sino lo que es más barato; ahí entra en juego el consumo de los productos de baja calidad que nos ofrecen en bazares chinos.
Los trabajadores españoles han de estar bien pagados para que puedan consumir artículos españoles de calidad, fabricados por empresas españolas ubicadas en el territorio nacional, que empleen a españoles. Debemos ir a esto si queremos seguir teniendo empleo el día de mañana.

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