miércoles, 19 de octubre de 2016

BAJARSE LOS PANTALONES ASEGURA EL PUESTO DE TRABAJO

                                                               Imagen: Eldiario.es


Cuando alguien forma parte de un partido, tengo que suponer que lo hace porque defiende la ideología de ese partido. Si parto de esta premisa, en el momento actual hay cantidad de miembros del PSOE que no están de acuerdo con la iniciativa de su Gestora, no quieren que se apoyen las políticas de Rajoy y del PP, no quiere que vengan otros cuatro años de más recortes; por tanto, tengo que suponer que no abandonan el partido porque están mirando más por su sueldo, que por el convencimiento de lo que deben hacer por la ciudadanía, ¿o me equivoco?
Ayer, en los informativos, se podían ver las caras de los que, por el momento, seguían apoyando lo que anteriormente se había acordado: No a Rajoy, No al PP; y las caras eran un poema, como se suele decir. A pesar de ello, ya se oyen las voces de los que hasta hace dos días decían que romperían la disciplina de voto; ahora comienzan a alinearse con la Presidencia de la Gestora, y van hablando de aceptar la decisión que adopte aquella. La bajada de pantalones está asegurada, las voces se apagan y también las diferencias; prefieren asegurar el puesto de trabajo aunque sea para votar como marionetas o muñequitos, lo que ordenen los de arriba. Esta es la falsa política de hoy, incoherente, secuestrada, sin libertad, antidemocrática, dirigida para salvar el culo de los partidos que rivalizan por el poder y la captación del mayor número de votos de la ciudadanía, pero sin importarles o importándoles muy poco lo que nos suceda.
A todo eso le añado la observación de que Pedro Sánchez, al igual que en su día hizo Rita Barbera, no aparece por su puesto de trabajo. Incumple con sus obligaciones, no aparece por los actos convocados por su partido ni por los Plenos. Ha renunciado a trabajar, ha dimitido como Secretario General del partido, pero habría que cuestionarse si también habrá renunciado a su salario. Aquí, en España, la gente hace lo que les viene en ganas: atracan y no devuelven nada, dimiten pero cobran indemnizaciones de un modo desigual a lo que le sucede a cualquier trabajador que se despidiera voluntariamente de su empresa. Parece que la gente pública, los políticos en concreto tuvieran unos privilegios diferentes al que podemos disfrutar cualquiera de nosotros, ¿por qué? Seguramente, porque ellos hacen las leyes, y como he dicho tantas veces, las hacen a su favor, no se van a tirar piedras sobre su propio tejado; pero casualmente, siempre juegan con el dinero de todos, asignándose las cantidades que les vienen en ganas y ahí no podemos decir nada.
Con estos pequeños detalles es normal que la política y todo lo que la envuelve, produzca nauseas entre la población, hartura e indignación. Es normal que la población se distancie de los políticos, porque estos han tomado una senda de libertinaje delictivo que se aprovecha de la ciudadanía y de sus impuestos, para hacer cosas que nada tienen que ver con el bien general de la población. Ya hemos visto que una gran cantidad de políticos nos roban, y que otra gran cantidad de ellos callan, no denuncian a sus compañeros… esto debe ser, también, por disciplina de partido. Así que casi todos son chorizos, maleantes o delincuentes, que cada uno les apellide como mejor les apetezca, pero la verdad es esa y que la ciudadanía se encuentra secuestrada por ese falso poder, que apesta a corrupción y sinvergonzonería. La gente no elige a nadie para que le engañe y le robe, o al menos, ese debe ser el propósito al votar.

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