miércoles, 19 de octubre de 2016

¿HISTORIA O PROVOCACIÓN?

                                                                   Imagen: El Mundo


Cómo es posible que cuando tenemos que mirar hacia delante, más que nunca, se le ocurra a unos dirigentes desempolvar una estatua de Franco a caballo y la exponga en una exposición de no se sabe muy bien qué trata de mostrar o conmemorar, pero lo que sí ha hecho es provocar la rabia y la indignación de algunos. Una Institución no creo que esté para recordar parte de la historia, para eso están las aulas en los colegios y en las Universidades, además de la gran cantidad de libros en las librerías a disposición de todos aquellos que puedan tener curiosidad o necesidad de conocer más.
Qué se saca de la rabia y la indignación de la gente, en qué ayuda esto al progreso y al bienestar de la gente. Creo que en nada ayuda y no se puede esperar a estar en el poder, para hacer cosas como esta, que no vienen a cuento. Los que me leen o me siguen saben que, como trabajador, soy de ideología de la que llaman de izquierda, aunque yo no entiendo de eso, ni de izquierda ni de derecha, soy del sentido común que brota de mi mente y mi sentir. Deseo el bien de todos y que todos nos encontremos con una economía similar y resuelta. No obstante, cuando me expreso en estos términos, algunos se apresuran a calificar mi sentir de comunista… pues allá ellos. Yo no me siento clasificado, sino más bien espécimen raro y libre, dentro de los límites que permite la estabulación social. A pesar de ello, y volviendo al tema de la celebración o difusión de conocimientos, provocación, etc., llevada a cabo por las autoridades catalanas que han decidido desempolvar la estatua ecuestre; diré que en mis cincuenta y siete años de edad, no recuerdo haber vivido una represión directa, en mi persona y en mi vida, por parte del dictador. Es cierto que los impulsos sociales se contagian, y que era lo propio oponerse al régimen de un dictador aunque no te estuviera afectando directamente. No por ello quiero quitar importancia al dolor y al rechazo que puedan sentir las personas perseguidas, castigadas, o a los familiares de los que fueron asesinados; habría que sentirse en su piel y ya oirían lo que saldría por mi boca. O sea, lo entiendo, pero lo que vengo a decir es que muchos, que no nos hemos encontrado en esa situación salvo algún altercado con “los grises”, no hemos vivido tan mal para ser un régimen dictatorial.
A nadie nos gusta que nos secuestren la libertad de expresión y, mucho menos, que nos impongan lo que podemos o no podemos hacer o decir, pero si lo miran, esto siempre está sucediendo, vean… Ley Mordaza. Hasta en estos tiempos los de arriba se defienden, buscan su seguridad frente al colectivo, le temen al peso de la ciudadanía y apenas ven que la población se comienza a organizar, sacan nuevas leyes para mantenernos desunidos… ese es su triunfo, que no el nuestro, el de toda la ciudadanía.
No queremos más Franco, evidentemente, pero dejemos las cosas estar. Han pasado setenta u ochenta años y ya no tiene lugar que germine el odio entre los que no vivían cuando en la historia de España sucedieron ciertas cosas. Queremos democracia de verdad que tampoco la hay hoy en día, ¿por qué no han organizado esas mismas autoridades catalanas un acto o exposición para demostrar cómo nos manipulan, entre otros, ellos mismos? Aunque parece ser que lo más conveniente es no dar un paso atrás y volver a otros modos antiguos de dirección del país, sí que debemos oír un poco a todos. Los más antiguos y partidarios de Franco hablan de que mientras dirigía España, aquel señor fue creando ciertos servicios para la población: construcción de viviendas sociales, la antesala de la actual seguridad social, las pensiones, etc., que han llegado hasta nuestros días en beneficio de la gente. Ellos defienden esto, aunque más modernamente, el PSOE se haya apropiado de algunos de esos servicios a la población.
Vuelvo a repetir que a mi Franco ni fú ni fá, no ha repercutido directamente, o al menos conscientemente, en mi vida, atendiendo a mis años de infancia y adolescencia. Escucho a mis padres y sufrieron haber nacido en tiempos de la guerra civil, mi padre vivió una extrema pobreza, pero ese era el clima reinante por la situación tan desafortunada del momento. No entro en el modo en que Franco llega a coger el timón de España, eso se lo dejo a los investigadores e historiadores. No entiendo tampoco la pompa y el boato, ir bajo palio, los montajes sociales, ser el centro del NODO (los espacios informativos), etc. No quiero vivir bajo el mandato de una sola persona, pero en cierto modo ahora damos nuestro voto a un partido, que cuando llega al poder se debe a un sistema cuadriculado y calculado, que de algún modo nos deja fuera de juego sin poder intervenir más en la partida. Antes, podemos decirlo así, el poder lo ostentaba una sola persona, y ahora es un grupo, pero que obvian a la ciudadanía casi del mismo modo que lo hace una dictadura.
En definitiva, sigo sin entender en el fondo qué se ha perseguido con un acto, fuera de lugar, como el que se está llevando a cabo en Barcelona.

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