martes, 11 de julio de 2017

CARGA NEGATIVA INFORMATIVA




Si lo miramos bien, muchas de las noticias que ofrecen en los telediarios nacionales para qué sirven al que las escucha. Por ejemplo: Si en Mallorca se mata alguien haciendo un salto a la piscina desde el balcón de su habitación de hotel. Si alguien atraca un banco. Si una ladera de tierra se viene abajo y sepulta a un poblado en la otra punta del Planeta. Si alguien se queda dormido al volante y tiene un accidente. Si alguien drogado o con la tasa de alcohol arrolla con su vehículo a un ciclista o a un peatón que se disponía a cruzar por un paso de peatones. Si se produce una revuelta en una prisión o si alguien entra en un instituto y mata a una decena de alumnos y profesores. Podríamos seguir hasta completar varios folios, porque esta es la tónica de la noticias, diríamos del ochenta por ciento de los telediarios del país, bueno, más algunos casos de corrupción. De toda esta negatividad difundida gratuitamente y absorbida a diario por las personas que pretenden estar informada, qué aprendemos, qué hace en el interior de nuestras mentes y nuestros cuerpos, qué persigue un sumario así. ¿No hay noticias sin morbo, edificantes, constructivas, positivas, esperanzadoras?, ¿por qué no se obvia toda esa basura?, ¿hay un interés oculto de mantener a la población preocupada y temerosa?
Hace años, cuando yo era un chaval, en los kioscos de prensa vendían un periódico que se llamaba El Caso, dónde recogían todo tipo de desgracias, crímenes, desapariciones, etc., pues los telediarios cada día se le asemejan más, parece que solo vende el morbo, la carnaza de lo negativo para que haga una buena fermentación del mal en la mente de la gente. Las desgracias, que como muchos dicen vienen solas, interesan a los afectados y a sus familias, que les ha tocado la mala fortuna y no les queda más remedio que hacer su duelo personal, pero al resto de la gente no nos aporta nada, lo sentimos, sentimos que ocurran sucesos negativos y luctuosos, pero no podemos hacer nada para revertir la situación. Evidentemente, los telediarios tienen unas directrices marcadas por el poder, con una intención determinada y es lo que hacen un día y otro, repartir problemas, sucesos, tragedia… servir la ración de morbo a la población. Son todo un ejemplo del dicho: tirar la piedra y esconder la mano. Reparten la desgracia, la negatividad y el pesimismo… ahí va, ahí lo lleváis, que cada uno lo digiera como mejor pueda, pero el periodista dice solo ofrecer la noticia, no se moja, no opina, se han convertido en meros repetidores que emiten para el resto de antenas del país, que son nuestras cabezas.
Se echa de menos una televisión constructiva, formativa, educativa, positiva, que abra expectativas, que de luz, que motive a la población. Una televisión que esté por y para la ciudadanía y, no tanto, como puro negocio, que es como están todas. Los espacios cortados por mensajes publicitarios que son interminables, alargando las emisiones una hora más de su contenido real. Después de todo en las cadenas privadas estaría más justificado, pero lo que chorrea sangre es que también sean así algunas cadenas públicas.

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