El próximo plato que sale de
cocina es la formación del gobierno catalán y, una vez más, tenemos servida la
pelea entre constitucionalistas e independentistas, siempre sucede igual,
fragmentación, división, discrepancias, disputas… en definitiva, todo aquello
que vengo diciendo que los de arriba fomentan y que tan bien les va. Cataluña
es un ejemplo más de la falta de unión, por lo que nunca se podrá llevar a cabo
un proyecto de ninguno, porque no se ponen de acuerdo en el contenido ni en la
forma… los de arriba encantados de esa falta de fuerza por parte de los
representantes de la ciudadanía. Quisiera volver a entrar en el asunto de las
autonomías porque muchos pensamos que ser español ha de ser igual se viva en
donde se viva, eso significa que todas las autonomías tendrían el mismo trato,
derechos y obligaciones por parte del gobierno central, si esto fuera así,
¿para qué servirían las autonomías? Lo cierto es que ya muchas personas comienzan
a quejarse de que según dónde vivas, te encuentras con unos derechos diferentes
a los habitantes de otras regiones de España, y lo critican; desde luego, no
parece muy razonable, todos tendríamos que ser igual de ricos o igual de pobres
y contar con unos servicios públicos de calidades similares, de tal manera, que
los españoles de todas las regiones viviéramos en unas condiciones semejantes.
Vuelvo a hacer la pregunta: ¿para qué sirven las autonomías, para tener
diecisiete gobiernos y dar de comer a miles de políticos? De otro modo, se
entiende que cada gobierno de cada autonomía está más centrado en los problemas
que afectan más directamente a su región y, se supone, dan soluciones a esos
problemas, pero resulta que para remediarlos se deben a las leyes del Gobierno
central, o sea, que el Gobierno central está por encima y maniata a los
gobiernos autonómicos, entonces qué tomadura de pelo es esta. Por otro lado, si
no es así, cada autonomía por ser más rica o menos marcharía a un ritmo
diferente y en ella se viviría mucho mejor que en otras autonomías. Existiría
la fragmentación, las ventajas que ya existen gracias a las zanahorias que
según Montoro se guarda para cuando una Comunidad se opone a aprobar algo que
al Gobierno central interesa se apruebe, por ejemplo: los presupuestos.
De verdad que es difícil saber si
se acierta manteniendo las diecisiete autonomías o, si por el contrario, nos
está resultando gravoso este desdoblamiento o duplicación de todo el sistema
gubernamental. Nadie se para a mirar esto porque como España está llena de
idealismo y fervor en lugar de inteligencia, pues no se estudia el caso por
considerarlo un fracaso, una vuelta atrás o la pérdida de unos derechos. Yo
creo que no es ni lo uno ni lo otro, hay que apartarse de los asuntos para contemplarlos
y estudiarlos sin apegos. Si una autonomía tuviera libertad para hacer sus
leyes, para llevar su economía, sus políticas de trabajo, educación, sanidad,
etc., aunque contradijeran a las políticas del Gobierno central por interés
para su ciudadanía, pero es que esto no es así. Les dejan a las autonomías
cierta movilidad para no llegar a ser ni sentirse una marioneta totalmente
controlada, pero dependen de lo que dicte el gobierno central, de ahí las
intervenciones del Sr. Montoro, en Cataluña, Madrid, Andalucía, etc. Donde
pretendan hacer algo diferente a lo dictado por el Gobierno central, viene la
mano reguladora de Montoro a impedirlo, si es tema económico-fiscal.
Cerrando ya, recordaré que cuando
nos sentimos más andaluces, pugnamos más contra los que consideremos hablan mal
de nosotros, así en las demás autonomías. No hay que dividirse, debemos unirnos
y sentirnos iguales solo ciudadanos y ciudadanas del mundo, que ocasionalmente,
y no sabemos hasta cuando, vivimos en este país. Cuando nos clasificamos
demasiado y nos identificamos con lugares, signos, etc., sin darnos cuenta
somos capaces de hacer uso de la violencia para defender aquello que creemos
está siendo atacado. Somos seres humanos, una energía de vida ocupando un
cuerpo, formamos la humanidad y no
pertenecemos a nada ni a nadie.
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