domingo, 17 de junio de 2018

EL ÁRBOL SE ENDEREZA DESDE PEQUEÑO

                                                Imagen: www.dehesaelmilagro.com

El silencio o la quietud es algo que le cuesta a muchas personas, no hablemos de los niños, parar es aburrido para muchos, la ausencia de ruidos les cuesta y hay quienes hacen cantidad de ruido sin contemplar que tal vez estén molestando a los más cercanos, pero tenemos un defecto, metámonos todos, que vamos a nuestro avío. Hacemos lo que nos parece, en el momento que mejor nos convenga y tenemos poca o ninguna consideración con los vecinos. Tenemos mucho que aprender, los otros son como nosotros mismos y le debemos el mismo respeto que exigimos nos tengan o que nosotros mismos nos tenemos. Un buen principio es desear para el prójimo lo que deseamos para nosotros. Otro gran principio es respetarlo como nos gustaría nos respetaran y, para finalizar, si pudiéramos, amarles como amamos a los seres más cercanos dentro de nuestra familia, o a nosotros mismos.
Tenemos un camino largo por recorrer si deseamos alcanzar ese mundo que todos nos hemos atrevido, alguna vez, imaginar. No culpemos a los otros y, mucho menos, a entes impersonales, como hice antes cuando personifiqué el mundo cuando quiero señalar a las personas que habitan el Planeta. Somos los responsables de todo lo que sucede, nos falta más humanidad para acordar medidas más bondadosas. ¿Quiénes están educando en el amor hacia los demás?, ¿quiénes suelen decir a sus hijos pequeños que se cuiden mucho de que los demás les quiten sus juguetes?, somos nosotros los que creamos o les servimos en bandeja a ciertos personajes que el niño sigue interpretando el resto de su vida. Hay que tener mucho cuido por tanto.
Estoy acompañando a mi padre en el hospital tras una intervención quirúrgica que le han realizado, ¿saben cuántas veces le he tenido que pedir a los familiares de la cama de al lado que hablen o pongan el televisor bajito?... cada día, ¿por qué?, ¿no aprenden de una vez por todas?, ¿desconocen que hay que respetar a los demás?, ¿acaso están solos en la habitación?, ¿se puede ser así de zoquete? No podemos avanzar todo lo que quisiéramos porque hay cantidad de gente que, por el momento, se encuentra rezagada, le llamaré así. Eso también es programación defectuosa o carencia de educación en su programación, en mi opinión. Es muy desagradable tener que llamar la atención para pedir lo que debería ser evidente… que estamos en un hospital, no en el salón de nuestras casas. Ayer noche me levanté a cerrar la puerta de la habitación porque algunas personas celebraban la reunión de bar en su habitación… de fondo el partido que jugaba el Sevilla F.C., en un volumen más que apreciable, pero por encima de la retransmisión la voz de una mujer en especial, pues era a la que más se le oía, que parecíamos tenerla dentro de nuestra habitación. Serían las once de la noche, tal vez, pasadas. Salí al pasillo a ver si adivinaba de donde procedían las voces, supuse que provenían de una habitación contigua, pero me equivoqué, ni siquiera era de una habitación de nuestro pasillo sino de otro más allá… imaginen el volumen de la señora y de la televisión. Antiguamente en los centros de salud, ambulatorios entonces, y hospitales solía haber celadores que mandaban guardar silencio, pero ya solo empujan carritos, camillas o levantan enfermos, el resto se queda al libre albedrio de la educación de cada uno, pero constantemente vemos que es insuficiente. Concluyendo: al árbol hay que enderezarlo desde pequeñito.

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