lunes, 3 de junio de 2019

A DOSCIENTOS KILÓMETROS POR HORA

                                                   Imagen: www.elespanol.com

Dicen que el exjugador del Sevilla F.C. conducía al menos a 200 Km/h por la carretera de Utrera cuando tuvo el accidente que le costó la vida a él y a sus dos primos. Han pasado un par de días y se puede hablar sin estar en caliente, que por lo que dicen, está mal visto. Es lamentable la pérdida, no se puede decir lo contrario, pero era alguien que conducía muy por encima de la velocidad autorizada, se estaba jugando la vida, como las autoridades de tráfico llevan años diciéndonos. No nos lo creemos hasta que lo vemos de cerca, en este caso por ser una persona conocida.
Es muy probable que si el coche no hubiera ardido, pudieran haber salvado la vida, pues cuando se han visto imágenes del vehículo siniestrado, el habitáculo no se había deformado a pesar de la velocidad, el golpe y las volteretas que pudo haber dado, pero el dicho avisa, quién juega con fuego termina quemado.
Con el tipo de coche que conducía, probablemente, de haber circulado a ciento veinte kilómetros por hora, la tragedia se hubiera esquivado, el muchacho seguiría volviendo a su casa y yendo a jugar con el Extremadura, que era el club donde militaba en estos momentos, pero el precio de la locura al volante, a veces, es alto, y esta ha sido una de esas ocasiones. Con treinta y cinco años decidió dejarlo todo, abandonar esta existencia, desaparecer para siempre, al menos, de este plano… el precio ha sido elevado.
Familias rotas, hijos que se quedan sin su padre, amantes sin pareja, padres y madres sin hijos, y todo por sacarle alguna ventaja al reloj, no sabemos si por un capricho o por el descontrol provocado por alguna sustancia, algo que no ha trascendido, porque hasta el momento todo se ha quedado en la despedida idolatrada, nada de su estado físico y mental, nada sobre los resultados de su autopsia. Supongo que en los próximos días trascenderá algo si no hay obligación de guardar silencio, para que todo quede en lo bonito, que ya es bastante feo por cierto.
Siempre lo he dicho, son gentes muy jóvenes, que se encuentran en pocos años con millones en las cuentas bancarias y coches de carrera, deportivos muy potentes. Les gusta la juerga, las fiestas, las discotecas, las copas, las mujeres, son demasiados jóvenes, viven deprisa y tienen coches que corren excesivamente. Puede que falte madurez para saber lo que llevan en sus manos, si hubieran sido trabajadores como los demás, con un sueldo que les deje llegar a fin de mes y no mucho más, tendrían coches normales, turismos sencillos como el resto de los trabajadores y mirarían más por las cosas.
No entiendo por qué jugar al futbol es cuestión de millones de euros. No entiendo por qué no se paga como cualquier trabajo, con contrato normal y corriente y si no rinde a la calle, con los mismos derechos y las mismas obligaciones que el resto de los trabajadores, así como un salario similar al de los currantes de este país. Por qué hay que inventar una clase élite en el centro de una sociedad en la que el noventa por ciento casi no llega a fin de mes, o lo hace por los pelos. ¿Esta qué forma es de denigrar al resto de la ciudadanía?
Hay cantidad de chavales que se llevan desde los siete u ocho años partiéndose las piernas, jugando al fútbol, sacrificándose cada tarde, así hasta llegar a la adolescencia, para que los clubes traigan jugadores de otras partes del mundo a cerrarles el paso y dejándoles sin trabajo. Porque esos chavales jugarían gustosamente al fútbol a cambio de un sueldo, estoy seguro de ello, pero el fútbol como otras tantas cosas en esta sociedad se ha convertido en un show, en un circo económico, en el que se desprecian las canteras de jugadores porque el que se trae de fuera, según la directiva “es mejor”, “va a dar más espectáculo”, va a vender más camisetas, lo van a contratar más para hacer anuncios, etc. Cada equipo, de cada ciudad, debiera estar formado por jugadores de esa ciudad, así es como debiera ser y vamos a dejarnos de tonterías. Jugadores todos de sus canteras respectivas, los ingleses que jueguen en Inglaterra, los alemanes que lo hagan en Alemania, etc. El fútbol como otros muchos temas está falto de sentido común, sobrepasado de avaricia y carente de amor por lo nuestro.

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