martes, 18 de junio de 2019

SIN SOLUCIÓN



Nos podemos ilusionar lo que queramos, que en mi opinión, no estaremos más que engañados. No hay solución posible al sistema impuesto de dirección de esta sociedad, ni existe ánimo, por el momento, de cambiar, aunque éste haya sido el lema de muchos partidos en campaña electoral.
De momento con este preámbulo ya está todo dicho. Con el material mental, moral y el escaso nivel de consciencia de los seres humanos en la actualidad, no hay solución de mejora que se aparte de la lucha de poder, de clases y del proceder egoísta que manifiestan todos los dirigentes y aquellos que lo pretenden ser.
Para crear un sistema de gobierno, únicamente, motivado por la mejora de las condiciones de vida de todos los seres humanos y el progreso en todos los sentidos de los países, hay que ser un ser humano nuevo y diferente al actual. No hay posibilidad de progreso cuando se odia tanto al otro, cuando se está todo el tiempo y empleando todo el esfuerzo por derrocar al otro, cuando solo se está tramando la forma de ser ellos los mejores sin importarle en el lugar en el que puedan quedar los otros. Cuando se desee ganar por encima de cualquier estatus moral, ético y humano, no habrá equidad, ni se hará justicia y la corrupción nos perseguirá continuamente.
Mientras esta sociedad no sé dé cuenta que es necesario que los integrantes cambien desde lo más profundo que son, no hay nada que esperar que de verdad importe. Habrá maquillaje porque de alguna forma habrá que apaciguar a la jauría humana, pero siempre estaremos siendo engañados y distraídos, al tiempo que estarán operando a nuestras espaldas como siempre han hecho. Para esos sinvergüenzas somos como niños pequeños a los que hay que ocultarles la verdad, tal vez piensen que no seremos capaces de resistir el conocimiento de las cosas como son, o bien, presienten que llegaría el punto en el que la revuelta contra los golfos que gobiernan sería inevitable. El caso es que no le veo solución a esta mentira con la que tenemos que convivir a diario.
Es un montaje bien dispuesto por unas leyes que tienen una intención y una función, aparentemente, para ordenar la convivencia, pero que van más allá, protegen ciertas formas de actuación de ciertos grupos de poder. Esas leyes hechas por personas de la calaña que vengo describiendo: indolentes con el prójimo, que no les tienen en cuenta, que no les respetan lo suficiente, que no les aman por supuesto y que su bienestar no estuvo presente cuando se hicieron las leyes, no pueden ser justas ni aseguran la igualdad, ni nos protegen como debieran. Esas leyes tienen grietas a propósito para servir de salvoconducto a los delincuentes de clase alta cuando se ven inmersos en actos que están fuera de la ley, o que debieran estarlo a los ojos de todos los ciudadanos menos de los que hicieron las leyes.
Por otro lado, es una verdadera lástima el retraso ocasionado por esos malos y ruines dirigentes que tenemos y hemos tenido, pues si no fuera por ellos y el escaso nivel humano que tienen y han tenido, quién sabe dónde estaríamos como sociedad. Si no se hubieran despilfarrados miles de millones a lo largo de la historia, seguramente sería más acertado hablar de billones de pesetas, antes, y euros ahora, nadie nos puede decir qué hubiera sucedido, qué tipo de sociedad tendríamos, cuál sería el progreso que hubiéramos experimentado si cada moneda recaudada se hubiera destinado a aquello para lo que se debió recaudar, y no para lo que han sido empleadas muchos miles de millones de esas monedas. Se ha robado continuamente a las arcas públicas, llevamos toda la vida pagando tres por lo que cuesta uno, en todas las adjudicaciones ha sucedido esto porque había tratos a espalda de la ciudadanía que nada tenían que ver con nuestro bienestar sino con los deseos de poder de ciertos dirigentes. Y no les ha importado regalar nuestro dinero, pagando el doble y el triple del costo de cada adjudicación pública. Esa ha sido la forma más continuada de saqueo a la que nos han sometido, con tal de tener una fuente de financiación extra al margen de lo que la ley contemplaba, su ley, la que han apañado para que cuando fueran descubiertos, existiera el mecanismo de retrasar los procesos y las instrucciones judiciales hasta que fueran prescribiendo los delitos.
Si somos gobernados por sinvergüenzas y golfos, tenemos una sociedad en la que el ancho del embudo es para los sinvergüenzas y los golfos. Esto ha sido bien patente a lo largo de la historia de España, donde es posible la subvención millonaria de por vida de toda una familia por descendencia genética. La ley ha sido, según publicitan, igual para todos, menos para los monarcas, que son ciudadanos diferentes a los que por temas particulares, aunque infrinjan la ley no se les puede juzgar. Ellos escapan a la ley que debía ser igual para todos los españoles, o ellos no son españoles, o ellos cuentan con no sé qué bula, que les libra de ser condenados cuando cometan delitos. A pesar de ello, en sus discursos siguen diciendo que todos somos iguales ante la ley, lo dicen así, lo decía el padre, ahora también el hijo, y se quedan tan panchos. Cuando la mentira fluye, como se ve, desde las más altas esferas, podemos decir que todo es mentira, lo que vengo diciendo.
¿Qué propongo?, me reto con la pregunta porque alguna forma tiene que existir para salir de esta mediocridad social, moral, ética y humana. Desde mi punto de vista la hay, si no, no me atrevería a exponerme a patinar de un modo tan deliberado. Pienso que es imprescindible incluir en el sistema educativo una asignatura que nos ayude desde pequeños a despertar, a conocernos como personas, a descubrir que la verdadera felicidad y todo lo que necesitamos para sentirnos bien está en el interior de cada uno de nosotros. Cuando se avanza hacia el interior, emergen valores impensables, se expande la conciencia y la consciencia, tienen cabida los demás, se respeta la vida de los demás, importa lo que le suceda a los demás, se desea el bien de los demás, se es incapaz de quitar la vida a los demás, se arregla toda la miseria actual. Desde mi punto de vista, es la única manera de que las personas cambien de verdad, fomentando la vida interior, acercándonos a quienes somos realmente al margen del personaje que cada cual está representando en sociedad. ¿Y cuál sería esa asignatura?, una en la que su tiempo se dedicara a respirar, a relajarnos, a meditar, a concentrarnos, a practicar disciplinas como la danza, el yoga, el taichí, y todas las que hay para hacernos más conscientes cada día.

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