Los partidos actuales
son menos estables que una barca hinchable en medio del Estrecho. Rápidamente,
por intereses, son capaces de escorarse para donde más les convienen y es
entonces cuando los sensatos del partido dicen: “Hasta aquí hemos llegado”, es
cuando el lema de campaña de C’s: “Vamos España”, se convierte en otro que
dice: “Nos vamos de C’s”. Hay que ser fiel a lo que se promete a sus electores,
no se pueden dar giros bruscos porque se tiene el peligro de derrapar y salirse
de la carretera, que en este caso es de la carrera política. Hay que hablar en
términos de carrera política, pues es lo que están haciendo todos estos jóvenes
que han visto en la política el arte de enriquecerse a costa de la población,
la forma de adquirir poder sobre ella y la mejor forma de promocionarse para
ocupar en el futuro un puesto en algún consejo de administración de alguna
empresa de cuya actividad no tienen ni puta idea, pero a la que le prestarán
servicio a través del fabuloso tráfico de influencia atesorado mientras se
ocupaban carteras y cargos públicos.
Estamos
viviendo la era de los pactos de cualquier color, todo vale aunque no se
compartan objetivos, el tema es seguir en el sillón y salir en la foto. Por
supuesto, permanecer otros cuatro años siendo considerado y bien pagado, “manteca”
al bolsillo y a la cuenta bancaria. Lo de solventar el problema de la gente es
otra cosa, cuando se vaya a atender esos asuntos, dirán lo de siempre: “ya no
hay dinero”, “no queda pasta para mejorar la vida de la gente”, cómo va a
quedar pasta después del sableo continuo al que someten las arcas públicas.
De hacer
política… tampoco. Eso de hacer política lo descartan, no va con ello, eso es
un lío, prefieren hablar de ingobernabilidad cuando no se alcanza la mayoría
absoluta. Esta gente no tiene habilidades que les facilite el consensuar, el
debatir sin insultar, el centrarse en las necesidades de la gente… ¡eso sí!, no
tardan ni dos segundos en culparnos de todo lo que se desmadra o no sale como
ellos esperan y les conviene. En lo que son buenos en es desvirtuar lo que el
pueblo decide, ya se las apañan para hacer las mezclas de colores y cambiar el
sentido del voto de la ciudadanía. No les importa nada traicionarnos, lo llevan
haciendo desde que comenzó la historia de España. Robar o corromperse son otras
artes que se les dan muy bien, tienen hasta guiones para hacerlo a espaldas de
la ley, ellos que son los falsos adalides de la norma constitucional y del
supuesto Estado de Derecho.
La democracia
que les vale es la de las mayorías absolutas, el ordeno y mando, el aquí se
hace lo que dicen mis santos coj… No quieren problemas, no desean debatir, no
quieren oposición con fuerza, quieren falsa oposición que al no tener los votos
suficientes, solo tenga derecho al pataleo en el Congreso, lo que da lugar al
circo vergonzoso al que nos tienen acostumbrados. Insultos van e insultos
vienen, propios de la rabieta, de la impotencia y de la injusticia que se
produce cuando el pez gordo no deja vivir al flaco…, ya sé que es el pez grande
no el gordo, pero esta gente no es grande.
Pregúntele a
uno de traza de derecha si le vale una democracia de verdad, sin
circunscripciones, un voto solo vale un voto, y un escaño a todos los partidos
le cueste el mismo número de votos…, ya verá lo que le contesta. Peor aún, pregúntele
si le vale lo siguiente, que cada partido coloque en el Congreso de los
diputados, el número de diputados que le corresponda según el porcentaje de
votos reales obtenidos conforme al número total de votos válidos en las
elecciones…, verá que le contesta de nuevo. Esa gente no quiere democracia,
desean continuar con la falsa democracia que les da ventaja a los viejos del
lugar, no quieren rivalidades, ellos tan defensores que son del libre comercio,
de la globalización, etc., como Trump, que quiere obligar a medio mundo a que
firme acuerdos del comercio que a EEUU interesa, de lo contrario aplica
aranceles… eso, eso, libre comercio, globalización, todo mentira, todo un
engaño comercial para seguir siendo los más poderosos. Pero China viene
empujando y Trump sabe que le come terreno cada día, además ha invertido en
deudas de países por medio mundo, así que cuando nos demos cuenta, China es dueña
de medio mundo.
En definitiva,
nombrar a la democracia, suena bien, pero si hay o no hay tal, se debe
demostrar con las acciones. Si hay globalización o no, del mismo modo, se debe
poner en acción y deben tener todos los países igualdad de oportunidades para
vender allá donde deseen, sin tener que soportar el coste de la protección de
los Estados de sus productores mediante los aranceles. Igual con lo de ser
constitucionalistas, lo mismo con el Estado de Derecho, con la independencia de
poderes, etc., no basta con alinearse con ellos de palabra para quedar bien,
hay que demostrarlo con los hechos.
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