sábado, 13 de julio de 2019

VIDA QUE NOS PUEDE MATAR

                                                                     Imagen: rtve.es

Hace dos años, científicos de la NASA hallaron en unas cuevas del norte de México virus y bacterias que habían permanecido allí adormecidos durante unos cincuenta mil años. Estos chicos en su inquietud investigadora les dio por despertarlos, y como no puede ser de otro modo, desde ese mismo día la humanidad puede estar expuesta a una gran epidemia, quizá, incurable. ¿Suponen ustedes lo que puede ser  la propagación de una enfermedad desconocida por la civilización actual? Sin herramientas para combatirla, sin medicamentos eficaces, sin vacunas… ¡es un auténtico peligro!, ya sabemos cómo se las gastan ciertos laboratorios farmacéuticos, ¿recuerdan el caso de la supuesta gripe aviar que iba a contagiar a medio mundo?, hicieron el agosto, vendieron millones de dosis a todos los países para nada, no hicieron falta, se las comieron con papas, pero la gran inversión la tuvieron que hacer ante el terror que propagaron las autoridades americanas, y fue porque la empresa del medicamento que vendía dicha vacuna era americana. Ahora podríamos estar ante otra posibilidad de gran negocio, pues ante cualquier descuido o error en la manipulación de esas bacterias y virus, pueden crear una alarma mundial, que posibilitaría a la industria del medicamento, estrechamente relacionada con aquellos investigadores, a vender millones de soluciones, quizás ineficaces, para enfermedades desconocidas. Pero ante el pánico colectivo las mentes se obcecan y nublan, llevándonos a realizar acciones no reflexionadas o impulsivas… no vaya a ser que nos quedemos sin nuestra dosis de medicamento placebo.
Esto viene a ser lo mismo que si de tejido que se encontraran los científicos se pusieran a clonar dinosaurios por ejemplo. ¿Se imaginan un mundo en el que alguna de esas criaturas tan altas como una casa de dos plantas nos apareciera en el centro de una ciudad mientras nos diéramos un agradable paseo? El afán de toda esta gente es llegar a comprender el presente a través del pasado, pero el presente es el que es, necesitamos saber caminar hacia el futuro con el mejor ritmo posible para todos, pero dejemos tranquilo lo que solo puede complicarnos la vida o destruirnos… ¡avancemos!
Como dije antes, algo tan frecuente como un despiste en tu trabajo, algo de lo que no estamos libres, a todos nos ha sucedido más de una vez porque no somos máquinas, nos puede sumir en una gran epidemia que nos conduciría irremediablemente a la muerte, dependiendo de la gravedad de los síntomas y sus repercusiones en nuestro organismo. Sabemos que cuando un mal ya se conoce y se investiga desde hace años, aún hacen falta, igual, diez años para conseguir una vacuna o un medicamento de probada eficacia, ¿se imaginan, sufriendo una enfermedad desconocida y sin remedio para atajarla? Tendría que existir dentro del código deontológico de los investigadores, un principio que no permitiera llevar a cabo acciones que puedan poner en peligro a la humanidad, porque creo que lo que hicieron estos investigadores compromete a la raza humana, no digamos si les ven la oportunidad de hacer negocio con ello. Ya sabemos cómo se las gastan algunas personas que por dinero son capaces de hacer casi todo, sin importarles cuáles sean las consecuencias de sus actos.
Para concluir, insisto, dejemos en paz lo de atrás e investiguemos sobre la forma de mejorar lo que tenemos, o para descubrir nuevas y mejores formas de vivir en las que podamos estar incluidos todos los seres humanos.

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