Imagen: www.drjuanbenitez.com
A la tensión
propia del confinamiento se ha de añadir la que propician los malos vecinos,
los descuidados, los que les faltan el respeto al resto de los vecinos, los que
todo se lo toman a chusma, incluso el bienestar de los que viven al lado,
enfrente o detrás. Seguimos conviviendo con muchos faltos de conciencia y
educación, para que lleguen a apreciar que el bloque de pisos no es suyo, la barriada
tampoco, ni el derecho de perturbar la paz y el descanso de los demás, les
corresponde.
Hay que pelear
o llamar la atención a todos esos que no te dejan vivir con tranquilidad,
porque sus ruidos te los meten en tu vivienda, no les basta escuchar su mierda
de música… ¡pum, pum, pum!, que hace retumbar los cristales de tu ventana. No
les basta con estar haciendo ruido desde las nueve de la mañana hasta las diez
de la noche… ¡son gente porculera! Ahora se ha puesto de moda el himno de España,
los pasodobles, las marchas de Semana Santa, porque la gente se niega a
quedarse sin su diversión favorita, pero lo hace molestando al resto de
vecinos, ¿por qué no se encasquetan unos cascos y que suban el volumen cuanto
puedan soportar?, ¿por qué tienen que molestarnos a los demás? Tengo una regla
de oro: Me basta con que me hagas llegar el ruido que yo te hago llegar a ti.
¿Por qué la balanza está tan desequilibrada?, ¿por qué hay gente así?, ¿por qué
nunca ningún político se ha metido con esto?, no basta con decir que a partir
de las doce de la noche ¡bla, bla, bla!
Hay que
legislar para regular las actividades molestas. La gente se cree, como dice,
que en su casa puede hacer lo que quiera, y eso no puede ser así. Nadie tiene
derecho a someter a sus vecinos a los ruidos que le dé la gana soltar al aire.
Es comprensible que hay labores que requieren hacer algún ruido, pero no te
puedes confinar en tu casa para estar haciendo ruido desde la mañana a la
noche, porque los demás no somos responsables de tu aburrimiento, de tu falta
de conciencia y de tu falta de educación para convivir con otras personas. Al lado
de tu vivienda hay otra de tus vecinos, y hay un principio: no hacer al otro lo
que no quieres que te hagan a ti.
Lamento esta
falta de desconsideración y respeto de los otros, sobre todo, porque soy un
afectado, según el momento hay que cerrar las ventanas para evitar estar en la
música del pum, pum del niño de al lado, o en las máquinas de obra del vecino
de enfrente, ¿cuándo van a entender los políticos que no se trata solo de
rebasar unos decibelios en unas horas determinadas?, sino que es insoportable
estar recibiendo un soniquete o ruido durante varias horas sin necesidad
ninguna, y un día tras otro. Ya un día le tuve que decir a ese vecino que nos
diera un respiro que en lugar de vivir en una urbanización, parecía que vivía
al lado de una nave industrial, ¡no hay derecho! Pero la gente como tiene el
nivel que tiene, le suele entrar las quejas por un oído y le salen por el otro,
con individuos así, de los que está lleno el mundo, mal vamos, así van las
cosas, amenazas, agresiones, corrupción y mucha sinvergonzonería.
Si el
confinamiento continúa o se alarga demasiado, se van a desbordar los
psiquiatras, porque la gente no sabe comportarse ni vivir en comunidad, la
gente se cree con el derecho a hacer lo que realmente le apetece sin tener en
cuenta a los de alrededor. Lo más grave es que en cada casa no está solo el
generador del ruido, viven otras personas y ¿nadie le dice que lo que hace
molesta, o es que todos los de la casa están cortados por las mismas tijeras?
En algunas de esas casas los chavales tienen padres, que tampoco les educan ni
les corrigen para que no suceda lo que relato, ¿todos son iguales?, ¿cuántas
veces necesitan que se les llame la atención?, si hubiera una ley clara al
respecto nadie se tendría que enfrentar con nadie directamente, para eso está
la policía y los juzgados.
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