viernes, 8 de mayo de 2020

MOLESTA QUE ACUSEN A LOS INFRACTORES

Sólo en tres de las calles con ascensores y rampas hay cámaras de ...

                                          Imagen: www.eldiariomontanes.es
Hace un rato escuchaba Canal Sur Radio, la radio pública de Andalucía, se celebraba una tertulia y hablaban, como no hacen otra cosa los medios desde que irrumpió la crisis o pandemia sanitaria del coronavirus, precisamente, del bichito y todo lo que tenga que ver con él.
Me ha llamado la atención que uno de los tertulianos repitiera, en varias ocasiones, su disconformidad y enfado porque el ayuntamiento de la ciudad de Barcelona, hubiera constituido un grupo de ciudadanos voluntarios para dar parte de situaciones y personas que vulneraran las normas o medidas que se han adoptado para combatir el contagio. Lo más significativo para mí, era que ese señor indignado por la medida del ayuntamiento pareciere defender a todos los que saquen los pies del plato, los que se saltan las leyes, los que ponen en peligro a los demás, ¿Qué más da que haya personas observadoras haciendo una labor de apoyo a los cuerpos de seguridad, porque probablemente no haya un número de agentes tan elevado como para estar en todas partes?, ¿será que ese periodista es uno de los que acostumbra saltarse las normas sociales? Ya está muy visto el argumento del derecho a la intimidad, a ser grabados por cámaras y todas esas tonterías que algunos esgrimen como si les estuvieran cortando las alas para que no pudiesen volar.
Hace muchos años, cuando los propietarios no se habían concienciado y dejaban los regalitos de sus perros por todos lados, yo llegué a pensar en algo así, incluso podía llegar a ser un negocio. Fundar una empresa de vigilancia, dedicada a grabar a ciudadanos por las calles, en aquellos momentos en los que sus canes estuvieran defecando y se marchasen sin recoger los restos depositados en las aceras y zonas públicas. Dichos servicios se les podrían ofrecer a los ayuntamientos, como labor de apoyo para conseguir que la ciudad estuviera más limpia y con menos olores. Pues, lo que hace el ayuntamiento de Barcelona es algo parecido y nadie que acate las normas se debiera sentir ofendido, indignado o dolido de alguna manera. Todo lo contrario, es un bien del que se benefician el resto de personas, nadie dice que esas personas que realizan esa acción sean o suplanten a los polis, supongo que el mismo ayuntamiento les ha debido dejar claro cuáles son sus funciones, qué pretenden de ellos, y qué pueden o no, hacer.
La gente se siente molesta, y dice que vigilada, si pusieran cámaras de vigilancia en todas las calles de la ciudad. Estoy seguro que a las dos semanas nadie está pendiente de si hay cámaras o no. Probablemente, si todas las calles estuvieran vigiladas habría mucha menos delincuencia y violencia, y cuando la hubiere, se podría localizar a los culpables con mayor facilidad, ¿dónde está lo malo? Lo malo, siempre es para aquellos que no hacen lo que deben hacer, y que por tanto no quieren que las cámaras recojan imágenes suyas. La privacidad y todas esas argumentaciones, para mí, son tonterías y orgullo, no tienen una base real cuando la sociedad al completo se beneficia. Las medidas que reportan seguridad para todos son positivas. Cualquier incidente grave puede ser seguido por alguna cámara, se puede identificar a los infractores, se puede seguir su fuga desde el lugar de los hechos. Por tanto, se puede detener con prontitud. La gente que sabe de esto se debe cortar mucho más de cometer delitos en calles y lugares públicos, porque rápidamente iban a ser descubiertos y apresados.
En la mente de algunas personas continúa la cantinela que nos han hecho creer mediante unas leyes que parecen proteger más a los sinvergüenzas y delincuentes, que a los ciudadanos honrados. ¿Qué se está haciendo inadecuadamente cuando se señala a los malos y a los infractores?

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