Me voy a referir a la noticia que hace unos días, quizá ayer, saltó a los medios, no es otra que el retorno del Estado español al accionariado de la compañía Telefónica. Una empresa, antiguo monopolio público de telecomunicaciones, empresa considerada estratégica en comunicaciones y seguridad que nunca debió haber sido privatizada, pero como el movimiento de grandes cantidades de dinero es afición y avaricia de los políticos, en 1997 el gobierno de Aznar ejecutó la privatización de la misma sin ni siquiera pasar el asunto por el Congreso... ¡Muy democrático todo! Que conste que anteriormente Felipe González ya inició o dio los primeros pasos para que se llevara a cabo dicha privatización, tal para cual, igual de traidores para la ciudadanía española, en cuanto a eso de despojar de patrimonio industrial público al país.
Aznar vendió lo que era de todos nosotros sin consultar a nadie, supongo que a sus asesores sí, y también a algunos políticos de su partido. Aprovechó y con anterioridad a la maniobra que nos ocupa, puso al frente como presidente a su amigo de la infancia escolar, a Juan Villalonga; de esa forma se aseguraba tener algún control sobre la compañía cuando el Vicepresidente económico, valga la redundancia, mal llamado "el milagro económico español", Rodrigo Rato, diera la orden de vender, resultando de ello unos ingresos, que se sepan, de 3.786 millones de euros.
Posteriormente, Villalonga, el enchufado del gobierno de Aznar en la presidencia de Telefónica, protagonizó junto a un centenar de directivos el llamado escándalo Stock Options, que generó unos beneficios cercanos a los 500 millones de euros para Villalonga y ese centenar de directivos por el pago en opciones sobre acciones, actuando supuestamente valiéndose de información privilegiada.
Es una compañía estratégica que nunca se debió vender o privatizar, no urgía hacerlo, ni a los políticos les correspondía decidir por su cuenta sobre lo que es de todos, es por ello que no son recomendables las dictaduras de las mayorías absolutas. Los políticos han actuado de este modo con más de 120 empresas nacionales, públicas, patrimonio industrial español de tiempos pasados, desde que se creo el vínculo con la UE. Es así como se han cargado el tejido empresarial e industrial español, es así como nos han debilitado como país, nos han empobrecido mientras ellos y sus partidos se han enriquecido muy probablemente con comisiones y partidas de dinero que debieron burlar las reglas y hasta el fisco.
Ahora que se pagan 2.000 millones de euros por el diez por ciento de las acciones de la compañía, no perdamos de vista, que Telefónica se encuentra inmersa en una revolución de despidos, EREs, etc., y yo que soy muy mal pensado, debido a la trayectoria de los hechos protagonizados por los torpes o malignos gobiernos que hemos tenido, no dejo de dar vueltas a si ha comprado para de alguna manera seguir congraciándose con los otros inversores o accionistas para hacerse cargo de indemnizaciones a parte del personal... ¡Es de idiota, solo pensarlo!, pero como hemos asistido a cantidad de movidas absurdas en las que el Estado se había convertido, a nuestras espaldas, en avalista de tal o cual asunto responsabilidad de empresas privadas (por lo general del IBEX35) y nos ha costado un pico, ya no sé a qué atenerme.
Seguiremos...
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