domingo, 7 de enero de 2024

PASÓ REYES

 

                                                               Imagen: www.compradiccion.com

    El día de intercambio de juguetes, y he de confesar que hace ilusión recibir y dar regalos, pero todo pasa, ya estamos en un domingo cualquiera del año, mañana toca currar, cambio del chip y a la tarea habitual que cada uno desarrolla en su empresa. Pasó el día de Reyes, ese día ya no es real sino producto de un recuerdo, las cosas recibidas quedan, pero nada más, como diría aquel, todo es elaboración de nuestra imaginación. 

    Ya podemos comenzar a desmontar las luces que han ambientado ventanas, balcones, rejas, los setos que rodean la casa, las cornisas, etc., todo pasa, o como decían nuestros mayores, somos nosotros los que pasamos, los días se suceden, los calendarios dan vueltas, y volverá otro diciembre, el del 2024, el año recién estrenado. Ya habrá quienes estén pensando y proyectando las próximas vacaciones laborales, bien coincidiendo con la Semana Santa, bien con el verano, estoy seguro que habrá quienes habrán pensado en ello y casi tengan señalados en el nuevo almanaque los días libres que tienen previsto pedir en sus respectivas empresas. Los hay así de adelantados, yo que nunca o casi nunca he hecho cálculo para estos asuntos, y hay gente con una habilidad casi irracional, o tal vez demasiado racional, para unir días festivos con hábiles y conseguir que unos pocos días se puedan convertir en semanas, o bien que el mes de vacaciones se alargue hasta los cuarenta días o más.

    La cartera se nos ha quedado medio vacía con tal de ilusionar a los más pequeños y, de tener un detalle con los más mayores. Las tarjetas de crédito o débito no han dejado de pasar en las últimas semanas por algún terminal de venta de los muchos almacenes en los que hemos adquiridos detalles, regalos para los más allegados. Hemos soportado bullas de gente, colas para pagar, comercios abarrotados, tráfico pesado de coches para aproximarnos a los centros comerciales, a los parkings, horas de nuestra vida dejadas en un tráfico imposible que no avanzaba ni a la de tres. Lo peor sucedía cuando tras pagar tal precio, no conseguíamos aquello que íbamos a comprar en tal o cual establecimiento. Siempre nos quedaba el consuelo de que los reyes, al ser magos, se las aviaran y nos lo trajeran, pero los adultos sabemos que no será así, eso solo funciona en la mente de los más pequeños, así que tocaba ir de una tienda a otra, de un centro comercial a otro, de un hipermercado a otro. Kilómetros recorridos, combustible arrojado al medio ambiente, horas de embotellamiento en el tráfico, y la paciencia en situación crítica con relativa frecuencia. 

    Al final, el salón lleno de objetos envueltos en papel de regalo con algún motivo navideño, y ahora toca el reparto, unos vienen y se los da en casa, otros vamos a la suya a estar un rato con ellos y aprovechar para hacer entrega de lo que "los reyes" dejaron en aquella mesa repleta de paquetitos, aquel sofá, igualmente impracticable para lo que fue diseñado y fabricado. El salón es una exposición de paquetes de todas formas, tamaños y colores. Es un día al año, cierto es, y ahora en frío, cuando todo ha pasado, nos queda la alegría que hemos provocado, el dinero que nos hemos gastado y las horas que hemos empleado en lograr lo que hemos regalado. Ya hasta el año que viene, que volveremos a hacer, más o menos, lo mismo. FELIZ AÑO A TODOS.

    Seguiremos...

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