El negocio de la Semana Santa está pasado por agua, como ha sucedido muchos años, por lo que más de la mitad de las hermandades no salen a la calle. Una pena por el negocio y los sentimientos de muchos, pero una evidencia, una vez más, de que no hay nadie ahí arriba dirigiendo y cuidando de que las cosas salgan bien. Contra esto que digo, están los que justifican que como se ha pedido tanto que llueva, pues ahí están las lluvias. Pienso que si fuera así, el de arriba mandaría la lluvia cuando no desluciera, digamos, su representación en la Tierra.
No trato de enfadar a nadie, ni herir sentimientos, cada cual es libre de pensar y sentir lo que quiera, por lo que yo también lo soy para sentir y pensar como desee. Yo distingo entre religión, verdadera devoción, secta, negocio, creencia y verdad o evidencia. Contemplo todas las posibilidades que mi mente es capaz de extraer de este mundo lleno de manipulaciones, miedos, corrupciones, y un casi todo vale con tal de hacer negocio y enriquecerse. Después de todo es como se presentan los asuntos mundanos en sociedad. Del otro extremo, del místico e interior, creo que no hace falta hacer exhibiciones, ni crear festividades exprofeso para exaltar algo, que de existir ya estaría en los corazones de aquellos que lo creen y lo sienten. Por tanto, sobran las calles abarrotadas, los trastornos a peatones y conductores, los cortes de circulación, las avalanchas de gente por las calles hasta altas horas de la noche, los ruidos hasta esas mismas horas, etc.
Al mismo tiempo, creo que faltan horas de verdadera práctica religiosa, de interiorización, de meditación, de oración íntima, de recogimiento en los hogares. Por eso, la Semana Santa, nada o poco tiene que ver, desde mi punto de vista, con la religión, si es que hay que tener sentimientos religiosos, si es que existe algo, y si todo esto no es más que un invento para manipular los miedos de la gente. Vuelvo a decir que no pretendo ofender a nadie, que todos pueden practicar la religión que cada cual crea más le conviene, del mismo modo que otros podemos no creer en nada, no tener miedo a ningún Dios, y haber comprendido que todo es un montaje sectario. Así que desde mi punto de vista, yo les permito a todos que practiquen sus religiones en la intimidad, pero ellos nos hacen participes con su exhibición callejera, con sus cortes de tráfico, con su ocupación de las ciudades... debiéramos ser nosotros lo que nos sintiéramos ofendidos por vuestra imposición, ¿sois capaces de razonar esto?
Seguiremos...
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