martes, 19 de noviembre de 2013

MARCANDO EL OBJETIVO DE LA FELICIDAD


Puedo parecer un rojo, algunos que me conocen han podido pensarlo alguna vez, pero en el fondo no me siento clasificado, o sea, que ni rojo ni amarillo; me siento una persona cuyos sentimientos me inclinan hacia el reparto de la felicidad, y ello conlleva reparto de riqueza, equilibrio entre los miembros de la sociedad y pensamientos que muchos califican de utópicos.
Lo que para mucho es inalcanzable para mi es realizable, se que se puede conseguir pero que la sociedad no lo pone en practica por que no le interesa, para mi la sociedad está cimentada sobre una base de diferencia de clases, y si alguien no lo remedia, se extinguirá siendo de la misma forma.
Soy de las personas que no entiendo, como dicen muchos, que el que ha estudiado para conseguir una carrera universitaria, tenga forzosamente que ganar más que un peón de la construcción. Cada cual sabe hacer lo que el otro no sabe hacer y cada cual tiene que vivir, comprar, comer, etc., y los garbanzos tienen el mismo precio para cada uno de ellos. Es entonces cuando dicen algunos o muchos, que hay que ganar en función de la responsabilidad que se tenga, y yo sigo sin entenderlo porque mi base es otra, apunta hacia la unidad y la felicidad de todos.
Lo que realmente ocurre es que los que ganan más quieren seguir haciéndolo, además que a muchos de ellos les interesa la diferencia de clases, el elitismo, el ser admirados por los de menor poder adquisitivo, y por tanto poder disfrutar de lo que otros no se pueden permitir. Yo creo que esto le pasa a muchas de esas personas que no entienden que no hay nada de malo en estar a la altura social de otros gremios, que no pasa nada porque todos podamos tener las mismas cosas, ganar el mismo dinero, ser felices del mismo modo.
Cuando se quiere a los demás uno no se ve diferente, sino que se alegra de la evolución de todos, desea la mejora de todos, se siente bien cuando los demás también lo están y es una pena que no aprovechemos esta oportunidad, este ratito de vida que tenemos para lograr otro proyecto humano diferente. La sociedad se debe permitir soñar, ser un poco menos pragmática en lo económico y considerar el grado de satisfacción de los ciudadanos. Ahí hay mucho por lo que trabajar, hay un océano por delante para fijar objetivos diferentes en pos de la consecución de la felicidad colectiva.
El fin último de la humanidad es ser feliz y fomentar los valores de la buena convivencia, o sea, dominar el arte de convivir para eso estamos relacionados los unos con los otros, para aprender a tratarnos con respeto y con amor; esto es tan cursi para algunos, tan impensable para otros o motivo de vergüenza o desconcierto para los más incrédulos de lo que no es tan material.

Solo con el desprecio hacia los demás se puede vivir ignorando al resto, solo así se puede ser rico sin compartir con los más necesitados, solo de esta manera se puede seguir viviendo sin plantearse unos nuevos objetivos que vayan en la dirección de la erradicación de la miseria, y este debe ser el primer propósito de todos nosotros. No puedes salir de tu casa, encumbrado, coger tu gran coche y ver la pobreza alrededor, solo con el desprecio hacia el género humano se puede soportar esto, y no creo que sea este el camino que nos lleve a ningún lugar interesante.

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