lunes, 18 de noviembre de 2013

YA ESTÁ AQUÍ EL FRÍO


Ya está aquí el frío, hemos pasado de una semiprimavera que vivíamos en Sevilla a un invierno no propio de estas latitudes, y es que todos los años sucede lo mismo; pasamos de temperaturas de veinticuatro o veinticinco grados a temperatura de ocho o diez grados, acompañadas del viento gélido propio de regiones nevadas.
Sevilla es drástica en esto de las temperaturas, o hace calor, o hace frío, los días con temperaturas agradables son más bien escasos, por eso hay varias cosas que nos distinguen, las charlas en las terrazas de los bares acompañadas de cervezas bien frías, así como las interminables veladas alrededor de la mesa de camilla, para que lo entiendan los que no son de aquí, y tal vez no tengan la costumbre, es la típica mesa redonda con su ropa, más bien de tela gruesa, que llega hasta el suelo y que sirve para echarla sobre las piernas de las personas que rodean la mesa. Debajo, en el interior de la mesa suele haber un brasero, antiguamente era de cisco, de carbón menudo; en la actualidad casi todos ponemos algún modelo de calefactor eléctrico.
Cuando llega el frío gusta de comer sopita bien calentita, guisos y para las sobremesas o meriendas ponerse un cafelito bien calentito, de forma que gusta asir el vaso o taza con ambas manos para aprovechar su calor, que es transferido a las frías manos. Estas costumbres, en tiempo de frío, son muy reconfortables y las repetimos en casi todas las casas sevillanas. Tan solo poner a hervir la sopa para echarle unos fideos o hacer café, llena la casa de aromas que parecen hacer subir la temperatura en el interior de la casa.
Sevilla es húmeda, será por su río, el Guadalquivir que cruza la ciudad y siempre lleva agua, todo el año es escenario de fotos para los turistas y también un lugar donde se practican deportes acuáticos, principalmente piragüismo. Con esta humedad, cuando llega el frío, parece que jamás lleva la ropa suficiente pues es como si el frío te calara hasta los huesos, siempre tienes frío si vas por la calle o te apartas del calentador, si estás en el interior de una casa o edificio.
En Sevilla capital no nieva, es raro levantarse y encontrarte el suelo con nieve, a lo sumo ves una película blanca como consecuencia de la helada o gélida noche, pero poco más. Cuando llueve si pueden caer granizos, y es apasionante ver como se va llenando el suelo de bolas de nieve, que tienden a desaparecer con prontitud. A pesar de ello, aquí hace frío, en invierno podemos amanecer a cero grados muchos días, y también con algunos grados bajo cero en contadas ocasiones, pero la humedad y el viento te hacen tener la sensación térmica de que la temperatura es mucho menor.

En los bares se despachan más licores: aguardientes y coñacs, que en el resto del año, porque muchas personas tienen la costumbre de pedir un café y acompañarlo con su copa correspondiente para combatir el frío, esto es muy típico, en especial en las personas más mayores. Los jóvenes no lo hacen, es una costumbre arraigada en los abueletes del lugar, con mucha más frecuencia en los mayores residentes en los pueblos de la provincia, ahí no falla, entras en una tasquilla, bodeguita o pequeño bar de un pueblo y parece que estamos en Navidad porque te envuelve el olor, la fragancia de los licores propios de esa fecha. Es verdad que cuando hace frío en Sevilla, las fiestas navideñas están a la vuelta de la esquina, así que cuando te llegan esos olores, por todos reconocidos, nos traslada al sonido de las panderetas, al canto de los villancicos y a todos aquellos dulces, olores y sabores tan propios de la Navidad.

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