jueves, 9 de abril de 2015

HABLA MI CORAZÓN




Dejo que hable mi corazón, un corazón cansado por los años, por la lucha y los disgustos que ha vivido. Dejo que hable y siempre dice que se debe cambiar, que se tienen que hacer las cosas de un modo distinto. Es sabio, el sabe lo que hay que hacer, quienes somos y en qué tendríamos que estar ocupados. Sin embargo, empecinados y engreídos, creyendo tener toda la razón elegimos gastar nuestro tiempo limitado, al menos en esta existencia, ya la otra se verá si existe, en asuntos que nos producen stress, rencores, insatisfacción, frustración y algunas alegría.  A mayor grado de inconsciencia menos se percibe, más superficialmente se vive, mejor parece todo porque nada se vive en profundidad y, lógicamente, de menos se interesa uno, de más se pasa. Es entonces cuando el campo se queda libre para los buitres carroñeros, que toman tierra creyendo que todos somos sus presas potenciales.
Hay un grado de “maldad” disperso por la tierra que debería ser arrinconado por todas las personas de bien, que somos una superlativa mayoría, paciente y pasiva; esto es lo peor. Somos demasiado pasivos, nos falta casta, bravura y una exigencia diaria para que abandonen sus malas practicas todos aquellos que viven de explotar, de algún modo, a sus semejantes. Seguro que si cada uno se mira dentro encontrará algo por lo que luchar, algo que merezca la pena, y seguro que cada uno es capaz de diferenciar entre lo que son actos perversos, malos o destructivos, y los que no lo son. Es cuestión de levantarse un día en el cada uno de nosotros haya elegido hacer el bien para si y para el resto de las personas. Hay que conseguir que nos hagamos la vida más feliz, los unos a los otros, si no esta existencia poco sentido habrá tenido. Lo tenemos todo para crear un mundo mejor, donde se cuide al Planeta con todo lo que es y lo que representa  como hábitat de la humanidad, donde se cuide y se respete la vida de todos los seres vivos, donde se deje de matar y donde nos dediquemos a construir, a sumar no a restar.
Exijámonos ser mejores y que cada acto nuestro sea respetuoso con la sociedad en general, pongámonos al mismo nivel, somos lo mismo, sí, usted y yo, exactamente lo mismo, por qué le voy a hacer daño, por qué le voy a desear algo distinto a lo que quiero para mi, por qué no voy a ser capaz de amarle, ¿se da cuenta de lo que hablo?  Esto de lo que hablo es algo esencial que mi corazón siente, es de lo que me habla, y debemos mirar para cambiar. Ser más impecable, más correcto en cuanto a no provocar daño consciente a nadie, ser capaz de rectificar, de ayudar a los que nos necesiten y tratar de crear los medios para que nos sintamos al mismo nivel de dignidad. ¿Han nacido seres para ser ejecutados, para padecer hambre, para dejar sus vidas en los estercoleros, para ser explotados o marginados? ¿Verdad que no, que todos llegamos a esta existencia para aportar y no para destruir?, la base es la educación recibida y mantenida en el tiempo. Lo contrario es la degeneración progresiva.

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