miércoles, 22 de abril de 2015

PIENSO EN UN ESTADO




Estoy reflexionando en cómo sería mi modelo de Estado y le doy vueltas a la idea de un Estado donde los ciudadanos podamos intervenir regularmente, pudiendo aportar ideas o sugerir mejoras que se nos ocurran. Pienso en un estado que llegue a ser más justo e igualitario, sin caer por ello en clasificaciones de este o aquel lado y por tanto sin rivalidades. Pienso en un Estado al que se acercaran ciudadanos para hacer política con el deseo de gestionar honradamente lo que es de todos, haciéndolo con cabeza, como hacemos o al menos lo tratamos en nuestras casas. Si tenemos lo hacemos y si no tendrá que esperar o se tendrá que pedir una aportación extra a los ciudadanos, y para ello se han de dar dos certezas: una, que los ciudadanos ya tengan conciencia de que el dinero que se aporte al Estado es para repercutirlo en beneficio de la ciudadanía; y dos, que los ciudadanos se encuentran todos trabajando y cobrando salarios dignos que les permitan hacer sus vidas con normalidad, cubriendo sus gastos más algo para el consumo extra.
Pienso en un Estado en el que sería justo que se acotasen los salarios tanto por arriba como por abajo, para que existieran menos diferencias entre los trabajadores. Esto no incluye a los empresarios, que nadie se va a meter en cuánto deban o no ganar, lo que sería un aliciente para aquellos que deseen invertir su dinero y su tiempo. Lo que no debe seguir sucediendo es que el dinero lo saquen recortando los salarios de sus obreros o exigiéndoles extensas jornadas de trabajo robándoles horas de su tiempo, horas con sus familias y dejando de pagar esas horas extras. Estos extremos: salarios y condiciones de trabajo, deben estar muy vigilados por la inspección de trabajo para evitar el pillaje laboral que suele emplear el empresario para con sus empleados.
Al empresario se le deben dar todas las facilidades para que gane dinero legal, puesto que como dicen es el que crea empleo y nosotros lo que quisiéramos es conseguir de una vez por todas el pleno empleo, algo que no quiere ni conviene al empresario y por ello nunca se alcanza. Pero, insisto, hay que darle todas las ventajas y también un ultimátum: “usted cuenta con todas las ventajas, estas son las condiciones de trabajo y en el momento en que usted se salte las normas mínimas marcadas por el Estado se le sancionará, si vuelve a incumplir se le expropia la empresa”. Tenemos que ir hacia unas relaciones de verdad, con compromiso, dentro de la legalidad y cumplidora en todos los sentidos y con todos. Para ello, hay que dar y exigir, dejar de blandear como hasta ahora se hace según de quien se trate. Los puntos y las rayas se han de establecer y quedar bien claritas, pero los castigos por saltárselas también han de ser ejemplares para todos.
Todos debemos de contribuir con un Estado justo, en la proporción relativa a nuestros ingresos, para cubrir los gastos de todos los servicios públicos requeridos. Hay que analizar muy bien qué son gastos necesarios y cuáles habría que descartar o eliminar. Hacer las cosas bien es muy fácil si hay voluntad de hacerlas correctamente.

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