viernes, 6 de mayo de 2016

NO PODEMOS COMPARARNOS CON NORUEGA

                                                          Imagen: blogs.20minutos.es


Acabo de leer un artículo que se titulaba: ¿Por qué la cuota del coche eléctrico en Noruega es del 17%, y en España es solo del 0,22%? Me llama la atención que rápidamente se produce un giro hacia el Gobierno, demandándole subvencionar la compra de este tipo de vehículos. Esto me ha hecho pensar en lo siguiente: Cada vez que se ofertan planes de bonificación por la compra de coches, ya que es el caso que nos ocupa, no caemos en la cuenta que al final resulta una ayuda a los empresarios. Por un lado, a los que se dedican a la construcción de automóviles que aumentan las ventas, pero por otro lado, resulta una ayuda subrepticia a los empresarios en general, que no abonan salarios adecuados o decentes y, por supuesto, insuficientes para que podamos pagar las mensualidades de los créditos que financian las compras.
El artículo hablaba de que no tenemos igual red de puntos de recargas y, además, tampoco tenemos el mismo poder adquisitivo que los Noruegos; pues ya está dicho todo. Quiere esto decir que nuestro país no ha elaborado un plan de infraestructuras necesarias para el masivo uso de vehículos eléctricos, ni los trabajadores españoles estamos en condiciones de hacer fiestas o tirar cohetes. Pero llegado a este punto, retorno sobre el capitulo tan recurrido de las subvenciones tan reclamadas por los fabricantes de coches. ¿Por qué tenemos que pagar, entre todos, las bonificaciones o incentivos, a aquellos que quieren o pueden comprarse un coche de estas características, o de las que sea?
Creo que debemos cerrar el grifo de ayuda a los que sí pueden pagar o tienen dinero para realizar compras. Los que no tienen nada o casi nada, no pueden ni siquiera soñar con hacerlo, así que no van ser beneficiados con nada. No podemos seguir alimentando a los que pueden. No podemos seguir subvencionando a los partidos políticos ni a los sindicatos. No podemos subvencionar a la Iglesia. No podemos hacer la vista gorda con los que hacen ingeniería fiscal para no pagar lo que pagamos los demás. No podemos amnistiar a los tramposos y premiarles con una tributación del 2,9% del dinero blanqueado, cuando al resto de la ciudadanía lo tiene que hacer al 45%. Todas esas diferencias, que tan alegremente el Estado perdona a ciertos sectores de población, seguramente hacen falta para ayudar a las capas más desfavorecidas.
Por último, quiero poner sobre la mesa una idea que me ronda desde hace tiempo, a la vista del precio que tienen los vehículos eléctricos; promover la creación de empresas especializadas en transformar coches de combustión interna, en vehículos eléctricos. Adaptar la legislación para que esta industria del sector de la automoción, y este tipo de negocio, fueran posibles. Es cierto que los vehículos eléctricos son cómodos de conducir, carecen de cambios de marchas clásicos o de embragues, y requieren muy poco mantenimiento. Cada día se investiga más en los materiales que se integran en las baterías, y se augura un futuro con la utilización de las baterías de grafeno, que permitirán una gran autonomía y cargas súper rápidas. Claro, que con todas estas expectativas, los talleres y servicios técnicos del automóvil no estarán muy contentos.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

CUALQUIER DÍA ES BUENO PARA MORIR

CUALQUIER DÍA ES BUENO PARA MORIR

Mis tres primeros libros

Mis tres primeros libros

SOMOS LA LOCOMOTORA DE LA CORRUPCIÓN DE LA UE

SOMOS LA LOCOMOTORA DE LA CORRUPCIÓN DE LA UE
Volumen 1, 2 y 3

NOVELAS CORTAS DE FICCIÓN

NOVELAS CORTAS DE FICCIÓN

CRÍTICA SOCIAL-POLÍTICA 2016

CRÍTICA SOCIAL-POLÍTICA 2016

TRABAJO INTERIOR

TRABAJO INTERIOR

UN POCO DE MÍ

UN POCO DE MÍ
Críticas y soluciones