domingo, 22 de mayo de 2016

UN MUNDO "DE PLÁSTICO"

                                                             Imagen: slideplayer.es


Me pregunto: ¿por qué hay que cuidarse de lo que se mete en la cesta de la compra?, ¿no debiera haber, detrás de las industrias alimentarias, personas que deban conocer cómo afecta a la salud las sustancias o productos que se le añaden a los alimentos?, ¿por qué hemos creado un mundo así?
Los alimentos no están hechos para que duren tanto tiempo, incluso en los frigoríficos, por lo que se les alarga el aparente buen estado mediante el consumo obligado de sustancias ajenas a los alimentos. Sustancias que, diariamente, pasan a nuestros organismos careciendo de cualquier valor nutritivo, teniéndolas que ingerir queramos o no.
Estamos en la era de los alimentos precocinados, semielaborados, enlatados, embolsados, manipulados o alterados. Se han impuestos las técnicas artificiales, industriales y contaminantes, añadiendo cantidad de sustancias químicas, la mayoría de ellas, a los alimentos que consumimos. Nos han hecho creer que no pasa nada, pues dichas materias se añaden en tan pequeñas dosis, que resultan inocuas para nuestra salud. Eso es lo que dicen los que las añaden y los laboratorios pagados por los mismos. ¿Son bien recibidos esos productos añadidos a los alimentos por nuestro hígado, páncreas y riñones? Nombro a estos órganos como aquellos que más directamente se relacionan con lo que ingerimos, por su función de filtro o corrector de niveles en nuestro cuerpo. ¿Serán tan inofensivos a la larga?, ¿se eliminan o se acumulan en nuestro organismo? Hay demasiadas incógnitas por resolver, pero nunca sabremos la verdad, a menos que laboratorios totalmente independientes investiguen, realicen estudios y los den a conocer. Pero, hoy en día, el tiempo es oro para las industrias y si no paga alguien, no van a emplear tiempo en ello. Y casi siempre que paga alguien, es alguien implicado y con intereses en la causa a investigar; lo que hará que se vuelque la investigación, o más bien los resultados, hacia los terrenos aparentemente favorables y, por tanto, engañadizos para el público en general.
Algunos han convertido esta existencia en un doble de plástico, todo o casi todo es artificial o, sencillamente, es mentira. Hay cantidad de aspectos del día a día que resultan, simplemente, una burda suplantación o manipulación de lo que debería ser. Los intereses económicos han barrido el carácter humano de la sociedad. Se ha desplegado una hoja de ruta, ya que está tan de moda el término, despiadada, cruel, sanguinaria, explotadora, beligerante, agresiva y deshumanizadora. Los artistas del dinero han desnudado a la sociedad, le han despojado de lo auténtico, a sabiendas. Añaden “mierda”, adulteran ex profeso, hay un uso abusivo de sustancias químicas en general: agricultura, fabricación de alimentos y bebidas, plásticos, tejidos, calzados, etc. Nos rodea lo que no es natural, lo que no sirve para nada, lo que puede ser peligroso, pero que sin embargo es permitido por los organismos institucionales, que se convierten en cómplices necesarios para que se extienda el uso de sustancias artificiales o peligrosas.
Estamos en manos  de desaprensivos que solo tienen una mirada a corto plazo, y en la que prima el enriquecimiento. El dinero siempre subyace en el fondo de toda relación comercial, pero no el deseo de la supervivencia sino de la opulencia individual de ciertos individuos. No el reparto de la riqueza mejor distribuida entre todos los habitantes del Planeta, sino el poder de ciertas multinacionales sobre los Gobiernos del mundo.

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