jueves, 10 de septiembre de 2020

SIN HONESTIDAD ES IMPOSIBLE

 JUGAR MEDITANDO; MEDITAR JUGANDO | Gemma Sánchez

Comprendo que pedirle a los gobernantes y gente de poder, que tengan honestidad en estos tiempos tan materialistas, es casi un imposible, pero estoy convencido que sin honestidad no hay nada que hacer. Se puede revolver la serpiente para todos lados, con movimientos acrobáticos, tratando de hacer creer que es otro animal, pero no dejará de ser una serpiente. Si las autoridades son incapaces de poner el pie en el suelo una mañana, hoy, mañana o cuando sea, con una forma nueva de ver el mundo y de respetar a la humanidad, nada va a cambiar, y sí, todo irá a peor. El invento del dinero, ni bueno ni malo hasta que se hace un uso contrario al fin mismo del ser humano, a su unidad, a su desarrollo interior, etc., solo sabe empeorar las relaciones entre personas y entre países. A la gente no le importa hacer todo aquello que le proporcione cantidades abultadas de dinero, con total desconsideración hacia sus semejantes. Es por ello que la gente roba a otros, los gobernantes roban a su pueblo, la gente es agresiva y violenta irrespetuosamente contra cualquiera que en un momento determinado no le caiga bien. Las leyes son incompletas para detener la acción de los delincuentes, violadores y asesinos. Se juzgan y se aplican condenas de cientos de años, un absurdo, cuando por otro lado las leyes impiden cumplir las condenas íntegras, dan permisos y premios a los delincuentes con la excusa de la reinserción social del reo… ¿cuándo vuelve a la sociedad la víctima del asesino? Ya sé, el asesino es el que quedó vivo, ¿por eso hay que obrar a favor de él?, no lo entiendo, el asesino debe tener los mismos derechos que tienen sus víctimas, que son ningunos. Tiene bastante con comer, dormir y respirar, pero se merecen toda una vida encerrados, fuera de circulación, ¿dónde están sus víctimas, qué ocurre con el dolor familiar de la pérdida de su ser querido, por qué se mancilla ese dolor dejando a sus asesinos libres paseando por las calles, a veces, de la misma ciudad que su víctima?

            La vida es lo más importante que tenemos, y todo se ha de supeditar a ella, todo ha de hacerse para mejorar la vida de las personas, y nadie puede dar lo mejor para el colectivo si no obra con total honestidad. Las personas no pueden ser solo unidades de producción, consumo y contribución, como las tiene considerada la oligarquía mundial del poder monetario. Cualquier persona es un ente complejo, con unas necesidades biológicas y unas necesidades interiores por satisfacer. Sin todo ello, las personas van, pero no llegan a sentirse plenas, felices, salvo en efímeros momentos en los que el disfrute de algo externo produce el sucedáneo de la felicidad interior, la que es porque sí y no depende de nada externo, sino que es una manifestación profunda del ser en equilibrio con todo.

            En su justa medida, creo que el plano material, ya que somos incapaces de desmontarlo y marchar hacia la sociedad sin dinero, que entiendo sería totalmente posible y viable, eso sí, con otra mentalidad, con otros sentimientos y valores, habría que desplazarlo del centro por ser un medio de supervivencia, no un modo de distinción, no una rivalidad encarnizada, no el principal objetivo por el que levantarse cada día. Los años transcurren y pocos se dan cuenta de cuánto nos estamos perdiendo por estar inmersos en una sociedad mundial vacía de valores, alocada muchas veces, y que no tiene respeto por la vida en general. Igual prenden fuego intencionadamente a miles de hectáreas para especular con el suelo de lo que era un paraje natural bello y pulmón del mundo, que contaminan los ríos con vertidos que matan a todos los animales y personas que necesiten el agua como medio de vida. Somos capaces de respirar sustancias químicas y toxicas porque se produce sin el debido control de emisiones, se burla la ley, se paga contaminación en forma de tasa que concede el derecho a matar y a enfermar a los habitantes del mundo, silenciosamente. Se establece el concepto de competitividad como pretexto para explotar, aunque se enmascare diciendo que se trata de mejorar la producción pagando menos a aquellos que van dejando sus preciadas vidas, día a día, hora a hora, minuto a minuto, segundo a segundo.

            El sistema de los deshonestos hace cuanto tenga que hacer para su provecho, lo que ocurre es que de momento no lo han podido hacer solos, pero todo llegará, no sé cuánto tiempo se demorará todavía, pero en la industria hay una gran tendencia hacia la automatización total de los procesos productivos. Cada día se necesitarán menos trabajadores, las fábricas serán una gran cantidad de máquinas coordinadas por un software, se volcarán las materias primas por un lado y saldrán los productos elaborados por otro, sin que haya tenido que mediar las personas. Aunque eso suceda, alguien tendrá que consumir lo que producen o de nada les habrá valido, es por ello que no nos eliminarán del todo, pero seguro que buscan el punto de pobreza material que asegure el consumo que los poderosos pretenden.

            Nuestra fuerza es detener el consumo no necesario. Nuestra fuerza es salirnos cuanto nos sea posible de este sistema antinatural. Nuestra fuerza es crecer interiormente para llegar a ser seres felices al margen de la sociedad de plástico que nos ofrecen. Nuestra fuerza es darnos cuenta que la ciudadanía mundial tiene que mantenerse unida frente al poder que representan unos pocos. Si nos mantenemos unidos, nunca podrán con nosotros, prevalecerán nuestras decisiones.

 

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