lunes, 28 de septiembre de 2020

VIVIENDO DENTRO DE LA RATONERA

 Cuentos, historias infantiles: El cuento del laberinto del raton

                                                 Imagen: cuentos-infantil.blogspot.com

A mí el símil me vale, tengo la sensación de estar viviendo dentro de una ratonera, cuyo interior es un laberinto, lo que me permite moverme por diferentes pasillos y direcciones, como si viviera en libertad, pero sin dejar de ser una libertad mediatizada por la cantidad de pasillos sin salida que obligan a dar media vuelta y a transitar por otros.

            La sociedad que implanta sus normas es la ratonera, y digo que implanta sus normas, las de quienes quiera que sean, impone un estilo de vida tendente a la consecución de los objetivos de unos pocos, valiéndose del esfuerzo de todos los integrantes de la sociedad, pero sin una repercusión por igual para los que dirigen y para los que trabajan.

            Hay leyes para todo, pero se aplican de un modo desigual a la población. El resultado de la actuación judicial es que el pueblo ve que o no hay justicia, o la justicia es ciega, o las leyes deficientes, porque el caso es que vemos a diario cómo se cometen delitos que quedan impunes. De esa impunidad resulta una inseguridad para todos, un deterioro del bienestar general y la proliferación continua de gente que se salta las normas sin que sea castigada. Esa impunidad da alas a los golfos, a los corruptos, a la gente molesta, a la que rompe la convivencia, a la que no tiene reparo alguno en molestar irrespetuosamente al prójimo, haciéndole daño.

            De este conflicto de intereses entre la gente sencilla y trabajadora con los poderosos, se desprenden las aberrantes acciones de explotación, trato vejatorio, abusos de todo tipo, desconsideración por el ser humano y por casi todo tipo de ser vivo, destrucción del medio ambiente y del Planeta. También de esa prepotencia hacia la humanidad, nacen las guerras, las mutilaciones, la destrucción de los países, la eliminación de los pueblos, la contaminación masiva y peligrosa para la humanidad al implantar ciertas tecnologías para las que no se tiene en cuenta las repercusiones para los seres vivos, etc.

            Todo cuanto voy apuntando constituye la ratonera imaginaria, la que azota nuestros cerebros, nuestras mentes, la que nos hace enfermar, la que nos fuerza a llevar una vida de infelicidad por la distancia que hay entre ella y nuestra verdadera naturaleza. La sociedad se ha deshumanizado debido a la imposición de esos entes poderosos, que se valen de sus leyes para que aquí se haga lo que ellos digan, quieran y deseen. Todo es dinero en esta sociedad, lo hemos visto en esta pandemia, se llegó a temer tanto o más por el parón productivo como por los efectos de los contagios. Se suavizaron las medidas para que los negocios pudieran seguir produciendo, aunque de ello resultaran unas normas absurdas, como el número de personas que se puedan reunir en una celebración, en la terraza de un bar, aunque en el metro de Madrid o en cualquier transporte público de cualquier ciudad se amontone la gente para ir a sus trabajos… ¿Ahí ya no existe el riesgo de contagio? En esta ratonera todo es a conveniencia de unos pocos que pueden hacer lo que quieran sin que el peso de la ley caiga sobre sus cabezas. Recuerdan en plena crisis, cómo el Gobierno nos engañó a los cuarenta y ocho millones de españoles cuando todas las medidas que iba imponiendo se las atribuía al comité de expertos inexistente. Mentir a una población es gratis para un equipo de gobierno de chuflas mentirosos. En cualquier país que valoren la democracia y respeten a la ciudadanía, hubieran dimitido al segundo siguiente de esa gran mentira, en un momento tan sensible. Ninguno de los veintidós o veintitrés que componen la primera línea del Gobierno actual vale un duro ni merece ostentar el cargo por un segundo más. Lo peor de todo, es que detrás hay cientos de asesores con sueldos millonarios, chupando del bote y cómplices de las decisiones zafias como la citada.

            O nos ponemos de acuerdo y roemos la ratonera, o nos amansamos y nos conformamos diciéndonos que no hay nada que hacer. Por eso, y es una opinión personal, no podemos seguir en las redes siguiendo el juego para que el que nos han programado… seguir discutiendo entre nosotros, seguir malgastando el tiempo en ofensas para un lado y otro. Debemos usar las redes para prolongar nuestra imaginación y proponer acciones a realizar para conseguir tener el control nosotros, la ciudadanía, no una minoría que actúa como si mandásemos, cuando en realidad se sirven de nosotros.

 

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