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Las noticias que han circulado hoy por las redes sociales, acerca de la corrupción judicial en connivencia con políticos y altos cargos de la banca, implicados en la estafa de la salida a bolsa de Bankia, es para indignarse hasta la médula, pero no nos equivoquemos, a nosotros nos juzgarían jueces de juzgados provinciales y nos caería el gordo. Sin embargo, a los políticos, altos cargos de gobiernos, élite de la banca etc., les juzga los jueces de la Audiencia Nacional, puestos a dedo por aquellos, compañeros de juergas y cacerías, así que con ellos harán la vista gorda.
Hoy la Audiencia Nacional absuelve a los treinta y tantos implicados en la estafa contable que posibilitó que Bankia saliera a bolsa. El argumento es que todas las Instituciones estaban de acuerdo, por eso hace falta una Caterpillar enorme, mastodóntica, que tenga una pala de diez metros de longitud para que en varias pasadas se lo llevara todo para delante y acabara con el chiringuito mafioso que la ciudadanía está soportando sobre sus hombros, con su esfuerzo y sus bolsillos.
La contundencia de las leyes se da cuando se tiene que juzgar a la ciudadanía, ahí tienen a Valtonyc, que se tuvo que largar de esta España democrática porque no podía soportar la libertad de expresión de las letras de sus canciones. Ahí tienen la sentencia que tuvieron que soportar los titiriteros del teatro del guiñol, por la misma causa. Hablar es terrible en este Estado, pero no así robar, engañar, estafar, blanquear dinero, ser Vicepresidente de un Gobierno y cometer casi todos los delitos recogidos en el código penal relacionados con el modo ilegal de usar el dinero. Ser Ministro de un Gobierno y tener empresas offshore, habiendo sido pillado en el asunto de los papeles de Panamá… por ahí anda suelto. Haber sido Presidente de un Gobierno, que resultó el más corrupto de Europa y estar implicado en circulación de sobres a gogó, así como en manejo de dinero negro (Caja B del PP). Haber sido integrante del consejo de administración de Caja Madrid, donde el agujero que hicieron los políticos fue irrecuperable, repartiéndose tarjetas blacks para gastar dinero en discotecas, puticlubes, viajes con la familia o compra de joyas y lencerías para las queridas de ciertos personajes; todo esto tampoco es problema, pudiendo llegar, como es el caso, a Presidente del Gobierno. Mentir como nos ha mentido el actual presidente, primero con la publicación de los 700 defraudadores de Hacienda, algo que prometió hacer en cuanto llegara al poder… ¡será que todavía no ha llegado! ¡Horror!, y en segundo lugar abusar de una situación de miedo de toda la población española, para dictar normas sin ton ni son, amparado, según nos decía, en un comité de expertos que nunca existió. Si el Presidente tuviera una pizca de vergüenza ya hubiera dimitido, así que no se dejen engañar más, ya saben la calidad moral, ética y humana del ocupa de la Moncloa, ¡es un indecente!
A pesar de todo, no nos podemos dejar llevar por la ira o la rabia que nos provoca estos abusos. Los palos los reservan para la ciudadanía, el peso de la ley, también. Los privilegios, los indultos, los sobreseimientos, las prescripciones de los delitos, la impunidad, etc. quedan reservadas para la casta política, altos cargos de la Administración pública cuando son puestos dados a dedo por los políticos, etc. Solo nos queda, como decía el tristemente desaparecido Julio Anguita, que la ciudadanía se constituya en un contrapoder para esa mafia. Es por ello, que en los tiempos que nos esperan de desesperanza económica y delicada situación sanitaria, previendo revueltas de la ciudadanía, en otro amado gesto de respeto a la libertad de acción de la ciudadanía, se disponen al control de Whatsapp y redes sociales para interrumpir e impedir cualquier conato de unión de la ciudadanía. Llegaremos tarde si seguimos perdiendo el tiempo con esos maleantes chupa cámaras. Hay que ignorarles y trabajar para, desde la diferencia de opinión, consensuar acciones masivas en pro de lo que nos interese a la ciudadanía. Por tanto, sería imprescindible que cuando nos convocaran para unas próximas elecciones, no acudiéramos, o fuéramos a dejar nuestros sobres en blanco en las urnas. Hace falta decirles a todos esos maleantes que no creemos en ellos, que no les queremos, que no les soportamos más, y que deseamos que se marchen cuanto más lejos mejor.
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