jueves, 12 de noviembre de 2020

LA "INTELIGENCIA" HUMANA Y EL MALDITO DINERO

       Never stop learning: 2018 

             De entre todas las especies animales somos la única que emplea el dinero, la única que se esclaviza y explota a sus semejantes por dinero. Veo a las hormigas, a las aves, la fauna terrestre y marina. Veo la coordinación y dedicación de sus miembros a la empresa común de subsistir… ¡vaya si lo consiguen!, sin que tenga que mediar el fatídico dinero. ¿Por qué le califico así?, pues porque nos trae de cabeza a toda la civilización materialista, la gente no llega a ganar suficiente para vivir cómodamente, tener todo cuanto quiere y, en los peores casos, permitirse comer cada día. ¿Cómo es que una colonia de abejas realiza su trabajo, poliniza los cultivos, produce miel, defiende a una reina que va a hacer posible que su especie se perpetúe, y lo hace todo tan perfectamente sin que exista la motivación de un salario, al margen de los productos que se amontonan en los escaparates, los altibajos de las bolsas mundiales, o los últimos modelos de tal o cual vehículo?

            Me niego a aceptar que solo somos capaces de hacer algo por nuestra especie si media el dinero. Me niego a aceptar que cualquier otra forma de sociedad para los humanos es imposible. Me niego a aceptar que seamos tan malos o perversos como algunos quieren hacernos creer, y que por ello han de existir el miedo a la sanción y el castigo continuo. El invento de algunos ya dura algunos siglos, pero creo que se desborona, que se viene abajo por sí solo. La economía mundial está en quiebra, todos los países del mundo están endeudados a niveles insostenibles, manteniendo deudas impagables, y esto quiere decir que el dinero no es el camino ni el objetivo real a perseguir. Como humanidad nos ha de importar más que el dinero llegar a ser verdaderamente inteligentes como lo son las demás especies animales, que sin tanta parafernalia legal, institucional, sin tantas diferencias entre ricos y pobres, sin tantas preocupaciones más que la de vivir el día a día tal como viene, o sea, viviendo el presente, se perpetúan en el tiempo haciendo lo mejor y lo necesario para la colonia, para la manada, para el clan, etc.

            Toda la rivalidad, o gran parte de ella, existente en la humanidad tiene su epicentro en el puñetero dinero, ¿nadie se da cuenta de ello?, ¿por qué nuestros corazones y nuestros cerebros no son capaces de percibir al otro con amor y bondad? Eso ya sería un buen comienzo para cooperar, no para rivalizar. Desde este nuevo posicionamiento es posible una nueva sociedad mundial que contemple el bienestar de toda la humanidad al completo. Una sociedad sin dinero es totalmente posible si persigue el bien general o común, no la riqueza particular o propia. Todos podemos colaborar con el sistema como lo hacen las hormigas en sus homigueros, las abejas en sus panales, o los animales salvajes cuando cazan. Si cada empresa sigue haciendo lo que hace, si cada operario sigue desarrollando su tarea como hasta ahora, si todos colaboramos para aliviar el esfuerzo que tengan que hacer aquellos, todos podríamos sentirnos útiles y felices por estar haciendo algo para beneficiarnos todos.

            En el momento que todo se moviera sin dinero, sin trueques, sino por colaboración de las personas con el sistema humano mundial, todas las tecnologías llegarían a todas las zonas del Planeta. Todos los adelantos científicos, médicos, mecánicos, etc., serían compartidos para alcanzar un progreso desconocido hasta el momento. Parece un sueño, pero cuando lo esbozo es porque dentro de mi ser, es posible. Mi interior me reitera este mensaje una y otra vez, esta es la manera de vivir bien, vivir todos y alcanzar un respeto y una solidaridad impensable para algunos. Solo despojándonos de intereses dinerarios podremos emplearnos a fondo en satisfacer a la humanidad en su conjunto. Sin las tramas ocultas y malos pensamientos fabricados a la espalda de la humanidad para perseguir el enriquecimiento de unos pocos, la verdad debe surgir para todos.

            Nos diferenciamos de otras especies por el tipo de tecnología y fabricados que logramos hacer, sin obviar que esas otras especies también logran construcciones o se dan ciertas mañas para hacer operaciones que para nosotros serían impensables. A pesar de ello, no está en cuestión si unos y otros somos inteligentes, pero sí el modo de hacer uso de la inteligencia. La inteligencia humana se alienta para conseguir antes que otros ciertas cosas, siempre para que alguien se haga cargo de comercializar el producto o el servicio y le rente beneficios… ¡siempre es ese el final! Los animales, que viven el presente, hacen aquello que deben hacer para sortear la dificultad que se les presenta y lograr seguir viviendo… ¡están al margen del círculo de las gráficas de los beneficios, las acciones, las comisiones, las estafas, etc.! El camino para la humanidad no es el sistema capitalista sino el cooperativista humano.

 

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