Aunque la vacuna es la más rápida de la historia, dirán que por necesidad del guión, como ya dije con anterioridad: ahora los investigadores son más listos, antes nos engañaban, nos robaban y solo distraían los tiempos con tal de preservar su puesto de trabajo, o las razones eran ciertas y para obtener una vacuna segura se necesitaban esos ocho o diez años de trabajo; que cada uno saque sus conclusiones. Todo es una pura confusión en el momento que el timón lo toman los políticos y las multinacionales del miedo. Primero infunden miedo a todo tren a la población mundial con ayuda de los medios de “desinformación” masiva, para lograr el negocio del siglo, ya está justificada la bestial inversión de dinero público en algo que quieren inyectar a la población y de cuya operación nadie se responsabilizará de probables consecuencias. De hecho nadie nos dará por escrito la garantía de no producir daño alguno en nuestro organismo a corto y largo plazo. ¿Quién sabe qué pretenden inyectarnos?, hablan de una modificación genética del virus del COVID, dicen que es la primera vez que se hace en formato vacuna, ¿alguien conoce sus efectos realmente?
Por si acaso, los políticos ya han confeccionado su tabla de prioridad en el orden por el que debe ser vacunada la población: en primer lugar los sanitarios, si falla algo, debilitan aún más la sanidad pública, que como sabemos ya ha sido abandonada en numerosas ocasiones por los políticos de turno que trabajan y mucho por conseguir poner nuestra salud en manos del capital, o sea, privatizarla y que puedan acceder a ella los adinerados. En segundo lugar pretenden que se vacunen los mayores en residencia y sus cuidadores, los pobres mayores que ya sufrieron el abandono de atención sanitaria en las dos primeras oleadas de la pandemia, ahora como son los que menos importan a los que mandan, pues ¡hala! ahí van en cabeza como cobayas… ¡son viejecitos, dirán! En tercer lugar, un poco más de lo mismo, vamos a por los demás ancianos, la economía está mal y con un mayor fallecimiento de este segmento social se rebaja el gasto en pensiones, que la hucha de la Seguridad Social está quebrada desde hace años. En cuarto lugar irán a por los adultos ya enfermos, que por sí tienen poco en su lucha contra las enfermedades que los medicamentos que toman a diario no les curan, vamos a inyectar otra sustancia para que su sistema inmunológico se vea aún más comprometido en la lucha contra la nueva y desconocida sustancia (representan un gasto sanitario elevado). En quinto lugar van a por los discapacitados, ya no sé qué pensar, cualquier cosa que me atreva a pensar de los que mandan y desean hacer negocio o ayudar a los que se llevarán los beneficios, me va a condenar para siempre porque quedará escrito, esto es lo comprometido de decir lo que uno piensa y de hacer crítica sin tabúes. En fin, los discapacitados han sido los grandes olvidados de los políticos durante muchos años, no se legislaba para que pudieran acceder al empleo en igual o mejores condiciones que el resto de la población, los obstáculos arquitectónicos han sido el caballo de batalla de este colectivo durante años, igual que la adaptación de los servicios de transportes públicos, el acceso a edificios de todo tipo, etc. Sin embargo, todo eso era de sentido común, esas personas existían, vivían integradas como podían y necesitaban esa atención legislativa. Todos recordamos a personas en sillas de ruedas que se plantaban delante de los autobuses urbanos para protestar porque ellos no podían subir al vehículo, y necesitaban ir de un lado a otro de la ciudad como los demás pasajeros.
Bueno, este orden de prioridad sigue, no sabemos si razonado por expertos, (¿en comité fantasma como el anterior?), que sería lo lógico, o por el filósofo (Ministro de Sanidad). Si la pandemia ha sido real y de la gravedad que nos han querido meter en la cabeza y en todo el cuerpo (miedo), este Gobierno no ha sido serio, empezando por no reemplazar al Ministro de sanidad por un experimentado epidemiólogo, siguiendo por engañarnos con las falsas órdenes de confinamiento y medidas necesarias para esquivar al virus, que supuestamente dictaba un comité de expertos inexistente. El Gobierno nos ha traicionado en nuestras propias narices y no hay poder jurídico suficiente, ni independencia de poderes con la distancia conveniente para haberles reemplazado en ese mismo instante en el que se dio a conocer tan burda farsa.
Llegados a este punto, reflexiono que con las mejores intenciones los que mandan han dictado el orden de vacunación, supongo, en base a criterios de importancia, qué dirán de un país sin gobernadores, por qué no comienza la tabla con la vacunación de todos los que están en el Gobierno, de sus familias, de todos los Diputados, de los Senadores, de todos los políticos que se esconden tras algún cargo público, de todos sus recomendados y colocados a dedo, de los integrantes de la Casa Real, etc. Se supone que “tienen que dirigir el país”… ¿qué va a ser de la nave sin tripulación?... ¡Vacúnense ustedes primeros, pero con el mismo líquido y productos que pretenden vacunar a la población!
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