Por todos es conocida la situación ruinosa del país, de muchas familias y, por supuesto, de la banca en general. Venimos asistiendo a las fusiones en la que el supuesto grande se come al chico, le hace perder su identidad, se cierran sucursales por doquier y se mandan a la calle muchos de los empleados de las entidades bancarias absorbidas. Hace no mucho asistimos también al vergonzoso e increíble trato entre mafiosos de la adquisición de una entidad por un solo euro, un precio simbólico que debió parecer de lo más normal a todas las instituciones, incluida la tan temida Hacienda “somos todos”. Sin embargo, olvide declarar algo y ya verá, no digamos, si se produce una venta por debajo del valor catastral que le conste a la institución pertinente, ya verán el recargo y la carta de pago que le va a llegar. En aquella ocasión era un negocio entre trileros y el expediente se cierra antes que aparezca… ¡un banco por un euro!
Dicen en las redes, ciertos analistas, exbanqueros y economistas, que el sector financiero no se sostiene y que va abocado a una oligarquía total y absoluta, quedarán dos o tres entidades, casi sin presencia para atendernos, donde sea una vergüenza ir a realizar cualquier operación que no se pueda hacer mediante el cajero automático. Digo que será una vergüenza porque nos tendrán en la calle, haga el tiempo que haga, a veces unas horas, frente a un edificio amplio y maravilloso, pero donde solo habrá una ventanilla disponible para todo tipo de operaciones. Edificio grande y personal escaso, es como si no hubiera personas desempleadas para dar un mejor servicio. Lo que sí sabemos es que no hay dinero para pagar a ese personal. Hay fachada, pero poca plata… ¿está nuestro dinero seguro en los bancos?, es la pregunta que en estos momentos me acude a la cabeza.
Hacía tiempo que no salía de la urbanización, pero debía solucionar un tema de un pago a Hacienda, que como saben no tiene espera, o pagas dentro de la fecha… ¡o pagas!, no hay otra. Por circunstancias no podía realizarlo online y tampoco me servía el cajero, como así lo reconoció la señora que han colocado de pie junto a la puerta con el único propósito de que confeccione una lista de orden para ser atendido por la única persona destinada a tal función. En la puerta de la sucursal estaríamos doce o quince personas, iban llegando otras, daban sus datos a la señora de la entrada y los mandaba a la calle para hacer la interminable espera. Estuve hora y media, siempre veía las mismas caras. Dentro había dispuestas unas mesas redondas separadas metro y medio entre sí, y a cada mesa sentada un cliente, por lo general las personas más mayores, esa era la única consideración que advertí durante la hora y media. Tenía un asunto de médicos y se aproximaba la hora, así que me dirigí a la señora para preguntar cómo iba la lista, cuándo me tocaría – su respuesta: tiene todavía siete personas por delante. Es verídico, de esta misma mañana, Caixa de Avda. de Hytasa en Sevilla… ¡una absoluta y total vergüenza!, nuestro dinero no debe tener importancia alguna para esta marca, más bien debemos ser un estorbo o un incordio comparado por el trato que dispensan a sus clientes. La culpa la tenemos todos los que tenemos en las entidades bancarias un euro más del que necesitamos para cumplir con los exigidos pagos domiciliados.
La banca quiso hacer su agosto con la burbuja inmobiliaria propiciada por el bigotes de la gaviota, dieron hipotecas a diestro y siniestro sin exigir las garantías oportunas. Les han dejado de pagar y se han tragado cantidad de pisos. Más tarde la lio por su avaricia con lo de las hipotecas basuras (subprime) colocadas por ciertas firmas americanas, así sus cuentas de resultados, si no estuvieran maquilladas con todo eso del banco malo y demás juegos de magia, seguro que estarían dando pérdidas.
En un futuro cercano, es probable que un banco sea algo muy distinto a lo que hemos conocido, tal vez solo un portal en Internet, tal vez solo un cajero automático empotrado en la esquina de cualquier cruce de calles. Total, casi todo el dinero que aparentemente se mueve de acá para allá, solo son dígitos, cifras, que viajan por las autopistas de la comunicación virtual.
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