Imagen: online.urjc.es
De nuevo recalo en la intensidad que ponen los medios para desmenuzar cifras y acontecimientos relacionados con la pandemia. Ya me he referido a esto en varias ocasiones, pero es que tratas de escuchar algo de radio y te lo ponen muy difícil: contagios, porcentajes de infectados, cierres perimetrales, porcentaje de ocupación de las UCIs, y hasta el juez que ha obligado a una persona de ochenta y seis años a ser vacunada, contradiciendo los deseos de su propio hijo. El hijo no puede decidir por su madre, pero sí lo puede hacer un juez por el bien general… ¡pues bien que se callan como putas cuando delinquen ciertos personajes políticos o miembros de la casa real! Asunto que como saben, también, empeora la situación de todos los españoles, pues al despilfarrar o robar fondos públicos, limitan la capacidad de hacer frente a gastos en servicios de los que nos podríamos beneficiar todos.
Podríamos afirmar que del COVID nos tienen bien informados si los datos ofrecidos fueran reales, o mal informado si sucediera lo contrario, o sea, que fueran tendenciosos, estuvieran abultados o, simplemente, no se ajustaran a la realidad. De cualquier modo, la situación comienza a dar nauseas, estamos hartos del modo en que esta nueva situación social de cambios continuos y normas, a veces, absurdas (cierre perimetral de cada provincia andaluza, pero si quieres ir a esquiar a Sierra Nevada o al monte de otra provincia a ejercer el arte del asesinato animal, puedes hacerlo). Estas normas no hay quienes las entiendan, salvo que seas un político del PP o de C’s, que son los que en estos momentos están dictándolas en esta comunidad del sur de España.
A pesar de las normas que los políticos imponen al resto de la población, digo al resto, porque como sabemos muchas se las saltan ellos, ese fue el caso del primer drástico confinamiento, en el que el expresidente del Gobierno, el gorrón Rajoy se lo saltaba a diario para darse una buena caminata por las calles vacías. Hecho emitido en algunos medios y del que no volvimos a escuchar nada más, seguro que resultó en una impunidad más de las que suele tener el privilegio legal la deficiente clase política del país. Es deficiente porque no tiene los valores necesarios para ejercer unas funciones con honradez y honestidad suficiente que proporcionen bienestar a la ciudadanía.
Si los medios aplicaran la misma intensidad informativa al achicharrante tema virulento como a la corrupción del emérito, sería imposible que estuviera disfrutando de una jubilación dorada rodeada de un sequito pagado por los españoles, para seguir defendiendo y protegiendo a una persona capaz de tener dineros en paraísos fiscales, cobrar comisiones, aceptar regalos lujosos, desatender sus funciones, burlar al fisco, o traicionar a los españoles. Si los medios tratasen este tema con la misma intensidad diaria desde hace un año, la comisión de investigación ya hubiera sido una realidad, y el juez que obliga a vacunar a aquella señora, imponiendo su voluntad a la del hijo de la señora, se le caería la cara de la vergüenza de seguir cruzado de brazos frente al agravio cometido por el anterior rey.
Hay que tener cuidado con los medios, ¿por qué no ofrecen una breve noticia al comenzar los informativos, de la siguiente manera: “Es conveniente seguir observando las normas para evitar los contagios, pues la situación sigue siendo delicada, ¡no se lo pongamos fácil al virus, es tarea de todos!”, y fin de la noticia. Sin embargo, los medios prefieren horadar nuestros cerebros, se llevan media hora repartiendo contagio verbal por las ondas. Así en cada conexión, así cada hora, así en cada emisora, por favor, ¡ya está bien!
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