sábado, 30 de marzo de 2013

¿HAY FUTURO?


Los españoles estamos preocupados por el futuro, no hay trabajo, no hay tejido empresarial, no hay seguridad de que se puedan cobrar las pensiones, estamos endeudados como país, y lo peor para mí es que estamos alcanzando por un lado un estado de indignación que pudiera desembocar en acciones violentas, y por otro lado nos estamos sumergiendo, al mismo tiempo, en una apatía negativa generalizada.
Este cóctel no me satisface en absoluto, como creo tampoco satisfará al resto de la población. No es lo más propicio tener un horizonte oscuro, casi negro enfrente, mas cuando hace tan solo tres o cuatro años iba la economía tan bien. No nos explicamos cómo se ha creado una crisis tan voraz, que se lo ha tragado todo, y en especial como sabemos, todos los interesados han aprovechado para desprendernos de los derechos y valores conseguidos durante años.
Los jóvenes estudian para tener que emigrar, están abocados a irse de su país a Dios sabe dónde, con la intención de buscarse la vida. En ello no hay, en sí, nada terrorífico sino que la educación le cuesta un dinero al Estado español, para que los beneficios de esa formación la aprovechen en el extranjero.
Peor aún, si esos jóvenes formados colaboran en productos que tendremos que importar, cuando podían haber sido descubiertos aquí. Estamos dejando ir al tren de las oportunidades, a la base de nuestro futuro, a la fuerza de nuestro progreso industrial, empresarial, sanitario, educativo, etc. ¿Con qué nos quedamos para afrontar el futuro?
¿Qué estamos haciendo, dando los primeros pasos para construir un país pobre?, y un país pobre quién lo quiere, un país así es una chatarra cósmica con movimiento de traslación y rotación, porque está incluido en el planeta, pero poco más.
Tenemos que ser más ambiciosos en el buen sentido de la palabra, tenemos que querer ser un país prospero, lo más autosuficiente posible, ser equilibrados entre la cantidad de población activa en edad de trabajar y puestos de trabajo hábiles para que puedan trabajar. Solo de esta forma se podrá activar el motor del consumo y por tanto de la producción.
Nos falta equilibrio, y aunque los mercados, los rostros ocultos, estén imprimiendo un ritmo bestial al asunto para que los países no puedan pararse a reaccionar; deberíamos parar un poco, que esto no va a significar que vamos a perder el tren de nada, en todo caso nos apearemos del tren de la ruina, que es lo que significa este tren.
Los rostros ocultos querrán lo que sea bueno para ellos, pero nosotros como país tenemos que saber qué queremos para nosotros, qué es lo mejor para nosotros, para nuestro futuro y nuestro progreso inmediato, y aplicarlo. Tenemos que dejar de saltar a la comba con Europa y con los rostros ocultos, y atender nuestras necesidades; claro que para ello hace falta tener unas directrices proyectadas, y no se si las habrá al margen de las dictadas por Europa y los rostros ocultos.
No digo que salgamos de la unión europea, sino que tengamos personalidad propia dentro del conjunto. 

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