martes, 12 de marzo de 2013

LLUEVE EN SEVILLA


Llueve en Sevilla, mañana húmeda, aceras con charcos y el chasquido de los chorros y goterones que se encuentran con el suelo, procedentes de las tejas de los edificios. Es continua la caída de agua, no aumenta ni disminuye su intensidad, prolongándose en el tiempo. Moja la lluvia calles, balcones y paredes, también coches, árboles y macetas con flores. Moja a los viandantes, a los que circulan en bicicleta o en motos, también a los animales.
El tono de los colores se percibe más limpio, el verde es más verde, también los colores de las paredes mojadas son más intensos, como el marrón de la corteza de los árboles, por donde se desliza el agua hasta llegar a la húmeda tierra, y el verde, más verde, que nace a los pies de sus troncos.
Los peatones transitan las calles con un paso vivo, tratando de permanecer el menor tiempo posible expuestos a la lluvia, se cruzan los paraguas negros y de colores. Los chicos y los señores suelen protegerse con los de color negro, no así las chicas que gustan de llevarlos de todos los colores posibles. Son ellas las que aportan color al día gris.
Las macetas con flores colgadas en los balcones, en las plazas y en la entrada de algunos edificios o locales comerciales, son un conjunto de puntos de diversos colores que llaman a la vista y alegran los corazones, en un día lánguido o medio apagado.
Agua, mucha agua, como si la reserva o los acuíferos se sustentaran en los cielos, como si las bolsas de agua sostenidas en las alturas hubieran sufrido miles, cientos de miles de perforaciones, que dejaran caer el agua gota a gota sobre la ciudad limpiando su atmósfera, su aire.
Llueve sin cesar como si fuese infinita la posibilidad de hacerlo, porque allá arriba estuvieran los embalses, que vierten el líquido necesario para socorrer a las plantas, a los hombres y a las aves. Y así cae el agua esta mañana de Marzo, invitando a la interiorización, a recogerse en las viviendas y en los centros de trabajo, donde solo se oyen los chasquidos que hace el agua al encontrarse con los tejados, con las chapas de aluminio de los cierres, saludando por los cristales y dejando sus huellas en ellos, avisando del estado exterior.
Bienvenida sea la lluvia que viene por algo que seguramente nosotros no acertemos a ver, por eso no llueve a gusto de todos, pero el ciclo natural o la respuesta de la naturaleza a la situación puntual de cada momento, es la que es. Nosotros no podemos hacer nada por cambiarla, sino aceptar como viene, como permanece y como se va. Que nadie se lamente porque persiste la lluvia, que vendrá después la sequía y volverá a lamentarse por la falta de agua. Así pues, disfrutemos de la lluvia, hoy que está lloviendo, y más  adelante de lo que esté sucediendo, seguro que nos sentiremos mejor. Como sabemos, nada es permanente, todo se acaba y se sucederán estados de tiempos diferentes, calores sofocantes, fríos insoportables para algunos, pero hoy llueve, ya cambiará.

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