Seguimos montado en este Tiovivo que ni nos va ni nos viene, pero que nos tiene inmersos y secuestrados porque para eso ya hubieron los que tuvieron la precaución de legislar para que así fuera, y la sociedad se convirtiera en nuestra propia ratonera. O que simplemente se nos considerara como peones de la partida, o engranajes de una gran maquinaria, al final, mafiosa y corrupta debido a sus acciones, a las de los que han previsto y organizado la partida conforme, como dicen, a sus reglas del juego.
La humanidad, incluida en la partida, poco tiene que ver con lo que aquí se está jugando o poniendo en valor, por lo general: el dinero y metales preciosos o materiales valiosos para la industria, pero no crean que para el disfrute de todos ni para el beneficio de todos, sino para el enriquecimiento de unos pocos, esos que tienen las riquezas en sus manos y se valen de la pobreza del resto de los habitantes del mundo. Los demás somos esclavizados de algún modo, y les servimos para efectuar sus planes de saqueo y explotación con el único fin de adquirir más poder y obtener mayores beneficios, que en definitiva es de lo que va todo el juego inmoral de esa partida de sinvergüenzas.
De verdad, señores, que es para gritar ese tópico: Que paren el Tiovivo, que me bajo. ¿A quiénes, además de esos desalmados, puede interesar un mundo como el que han diseñado o moldeado con sus normas? Creo que a nadie, a pesar de que muchos dirán que con ese sistema mafioso y corrupto, tenemos trabajo e ingresos, podemos comer y vestir, tomar un día una cerveza y hacer de tarde en tarde algún viaje o tomar unas vacaciones. Lo que no se para casi nadie a pensar es en lo que podríamos conseguir como humanidad si a nadie se le hubiera excluido, y todos hubiéramos estado implicados y aportando. Si en lugar de una sociedad que excluye a una buena parte de la misma, hubiera sido una unidad en la que rigiera la colaboración y la cooperación, en lugar de la rivalidad, la competición y el enfrentamiento.
Es una sociedad a imagen y semejanza de los que la diseñaron y de los que todavía se prestan a mantener. Una sociedad falta de valores y llena de egoísmo, en la que hay maldad por parte de muchos, pero principalmente por los que mandan, que tienen sus sentidos puestos en el aumento de sus riquezas sin importarles el precio de sus acciones, o como se suele mencionar en estos momentos tan bélicos: los daños colaterales, en definitiva, la pérdida de millones de vidas de inocentes. Entre otros fines tienen los de reducir la población mundial, encarecer la vida, amedrentar a los vivos y someterlos a través del miedo. De ahí viene la constante amenaza de una tercera guerra mundial, de una guerra atómica, de que no vaya a haber pensiones en un futuro próximo, que la gente no encuentre trabajo o no sea fiable ni estable el encontrarlo, que te puedan despedir cuando quieran sin coste alguno, que te paguen lo que quieran y te contraten de cualquier manera, que cada día la sanidad sea más deficiente porque hay políticos que la dejen morir, etc.
Seguiremos...
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