Un año más llega la feria de Abril de Sevilla, los sones por sevillanas, el rebujito, el pescaito frito, el calor de los toldos de las casetas, el infierno ruidoso de la calle del mismo nombre, los precios elevados porque para eso es solo una semana, y la gente que atiende los bares de las casetas, que echa más hora que las manillas de un reloj, tiene que ganar dinero. Como siempre, hay los que todo lo justifica, sea la molestia de la índole que sea, porque dicen que hay muchas familias que comen todo el año de lo que saca de la feria. Alcohol a raudales, borracheras y olor de pipí y excrementos de caballos por las calles del ferial. ¡Hay que tener cuidado con los caballistas en la mañana! ¡Hay que tener cuidado con el sol al mediodía!
Este año, dicen que la afluencia de visitantes es mayor a la de años atrás, debido a la contención de años anteriores ante la pandemia y los contagios posteriores. La gente tenía ganas de feria, de reuniones, de bailes y de copas. Ganas de lucir sus trajes de flamenca y ellos con ganas de presentarse en las casetas con sus trajes de Armani, esos que tienen reservados para grandes ocasiones. He visto por la calle a montones de varones arreglados como digo, con sus mejores trajes, con una elegancia que desborda para meterse a sudar en una caseta, mientras la música no te deja hablar con el amigo, y eso sí, dejando la cartera y los billetes cada día y cada noche, pues después de todo, se trata de una semana al año.
Supongo que sucederá como sé que hace mucha gente en romerías como la del Rocío, que pedirán prestamos para echar la semana a tutiplén y vivir de un modo para el que no tienen liquidez contante y sonante, si no fuera porque se van a llevar un año después apoquinando capital más intereses al banco. No puede faltar el caballo que se muere por exceso de trabajo, de calor, por falta de cuidados adecuados, por falta de la hidratación pertinente, o por todo ello y falta de entrenamiento previo al evento. Esto es como los deportistas, que no pueden hacer esfuerzos prolongados si antes no entrenan para ello. No puedes tener el caballo todo el año encerrado en un box y pretender que esté desde la mañana a la tarde paseándote de un lado a otro del Real. Supongo que la ley de bienestar animal habrá excluido también a estos animales, porque tampoco deben ser animales, como no lo son los perros de caza y los que intervienen en los festejos taurinos, por ejemplo. Y viene al pelo, porque no hay Feria de Abril que no venga acompañada y presidida del correspondiente espectáculo de asesinato de toros de lidia. Esos que tampoco son animales para la flamante y reciente Ley de Bienestar Animal.
Si lo meto todo en una coctelera y lo mezclo, a mi me sale el tercermundismo por las orejas, ¡lo siento!, pero me puede. Comprendo todas las razones que algunos esgrimen, pero en mi mente tiene más peso el bienestar permanente que el perecedero de una semana. Creo no se hace lo suficiente, ni tenemos la actitud adecuada para su alcance, y por ello no tiene cabida los embotellamientos en el tráfico, las alteraciones en las ciudades cuando se celebran tradiciones como la Semana Santa, las ferias y romerías, cuando se planta en medio de una ciudad, en pleno siglo veintiuno, un lote de casetas de lona e hierro, una portada de hierro, maderas y miles de luces, la gente agolpada y envuelta en el ruido, medio embriagada, pagando precios excesivos por ser feria, etc., a mí no me cuadra. La gente que estando de baja desde hace meses en sus trabajos, sobre todo en la administración pública, cogen el alta para disfrutar de la semana de feria, ¿estaba o no enferma para ausentarse de sus obligaciones laborales?, posteriormente se vuelven a dar de baja, ¡comprueben estas situaciones!, no solo es hacer números como hace Mr. Bonilla para decir que cada día la feria está dejando un millón de euros, o cada hora no sé cuanto, y cada segundo otra cantidad de miles de euros, porque lo ha dicho en la radio de Andalucía.
Seguimos estando muy lejos de lo que mi mente me dice como camino viable hacia la consecución de la unidad de la gente para lograr ese bienestar general, y ese progreso que como país y sociedad debería producirse. La cloaca mafiosa y corrupta sigue ahí, dirigiendo mientras la gente sigue distraída con esto hoy, con otra cosa que nos pongan por delante, mañana.
Seguiremos...
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