jueves, 11 de mayo de 2017

DISCUTIR, PARA QUÉ




Me estoy dando cuenta que hay temas en los que dialogar con otra persona, se confrontan los puntos de vista mío y los de ella, generalmente, no hay entendimiento, cada uno se aferra a lo suyo, lo toma por cierto, y se producen embates, acaloramiento, gasto innecesario de energías. Uno tensa, el otro afloja, es el arte que los años nos ha enseñado para no tensar demasiado y romper; pero aun así creo que debo evitarlo, se bromea y se discute, se sabe hacer las dos cosas al mismo tiempo para no mostrar que uno se enfada o le afecta más de la cuenta el tema. Observo que es mejor, mucho mejor, guardar silencio, escuchar y no entrar al trapo que lancen los que desean torear.
Una reunión se puede celebrar, dependiendo el tema, supongamos, en media hora, y se puede alargar a hora y media de debate-discusión, donde ninguno de los dos vamos a sacar nada de provecho, hablando, culpando y defendiendo a terceros que saben culparse y defenderse solos. Es tiempo perdido, tirado, y nuestro tiempo es muy valioso por ser limitado en esta existencia, y porque se puede emplear mucho mejor en nuestro favor, incluso, ayudando a otras personas que lo necesiten. No vamos a salvar al mundo, el mundo se cuida, tiene sus leyes, sabe reaccionar… y el tiempo suele poner a cada uno en su sitio, por qué vamos a estar enfrascados en las vidas de otros si ya tenemos suficiente con las nuestras.
Mi palabra, cuando no es la que espera oír el otro, le causa sorpresa, me distancia, arranca una contraofensiva… esto va así y, sinceramente, no es nada satisfactorio. Todos lo sabemos porque a todos nos ocurre con mucha más frecuencia de la que desearíamos; no sabemos mantener la boca cerrada y los oídos abiertos. Opinamos gratuitamente, molestamos sin que nadie nos invitara a hablar… somos así. ¿Y esas personas que no dejan de preguntar por todo, acaparando la atención a base de cuestiones de todo tipo y en todas las direcciones? Esas personas están un rato contigo y cuando se despiden ya van al día, se han enterado de todo: lo que has hecho, a dónde has ido, qué has comido, con quién has discutido, sobre qué hablasteis, etc. ¡No se puede ir por el mundo así!
Hay otras personas, tal vez, vecinos tuyos que casi no hablan, que casi no te saludan, es como si les costase hablar de la mala educación que tienen, pero… observad, aquel día que a ellas les interesa saber algo de ti, se acercan… y, ¡sorpresa!, sabían hablar. Te hablan y te hacen esa cuestión concreta sobre la que tienen curiosidad… sonríen y todo. Os despedís y al día siguiente… si te he visto no me acuerdo; se dais de morros y, como otras muchas veces, vuelve a ignorarte, no te saluda… son veletas o están mal de la cabeza. Esto te sienta mal, tú no quieres estar solo para cuando esa otra persona tiene una curiosidad por algo de tu vida… y como tu educación no te lo permite, vuelves a saludar… el otro o la otra… hace como que no te ha visto, tú pareces invisible. ¡Mejor estar consigo mismo que con desaprensivos!

No hay comentarios:

Publicar un comentario

CUALQUIER DÍA ES BUENO PARA MORIR

CUALQUIER DÍA ES BUENO PARA MORIR

Mis tres primeros libros

Mis tres primeros libros

SOMOS LA LOCOMOTORA DE LA CORRUPCIÓN DE LA UE

SOMOS LA LOCOMOTORA DE LA CORRUPCIÓN DE LA UE
Volumen 1, 2 y 3

NOVELAS CORTAS DE FICCIÓN

NOVELAS CORTAS DE FICCIÓN

CRÍTICA SOCIAL-POLÍTICA 2016

CRÍTICA SOCIAL-POLÍTICA 2016

TRABAJO INTERIOR

TRABAJO INTERIOR

UN POCO DE MÍ

UN POCO DE MÍ
Críticas y soluciones