domingo, 18 de marzo de 2018

GABRIEL TUVO LA MALA FORTUNA DE ENCONTRARSE CON LA MALDAD

                                                     Imagen: www.vozlibre.com

Nuestro niño Gabriel, “el pescaito”, como sus propios padres le han apodado por su amor a los peces, se ha ido definitivamente. Este niño es el niño de todos nosotros, tanto nos lo han hecho vivir que es nuestro niño, y nos lo han arrebatado. La maldad fue capaz de hacer creer que el niño había sido raptado, al tiempo que consolaba al padre de Gabriel. La maldad convivía con la familia: con la abuela del niño, con la madre y con su padre, hablaba con la guardia civil, se informaba de todo y trazaba la estrategia para no ser descubierta, lo hacía a espaldas de todo, ausentándose, moviéndose de un lado para otro y dando muestras de apoyo a Ángel, el padre de Gabriel, su actual pareja, ¿cómo se puede actuar de esa forma, habiendo matado con frialdad a una criatura de ocho años?, ¿qué clase de bicho se ha de ser para cometer tal atrocidad?
¡Qué difícil tuvo que ser para esos padres seguir a su lado como si nada supieran!, lo digo porque trascendió que las fuerzas del orden habían informado a los padres de Gabriel que la principal sospechosa la tenían dentro de casa, a su lado y les acompañaba en las búsqueda, en los comunicados a los medios, cuando eran entrevistados o informados por los agentes, etc. ¡Cómo podía soportar Ángel los falsos arrumacos que la maldad le hacía, siempre, delante de las cámaras para que quedara constancia de que la maldad estaba con él y sentía el mismo dolor por la desaparición del pequeño. La verdad se supo tras una trampa en la que calló y fue arrestada con el cuerpo de Gabriel en el maletero, con la prueba que la inculpaba además de las imágenes que los agentes habían tomado de todos los movimientos del cuerpo de Gabriel, que la maldad había realizado aquella mañana.
Lo cierto es que la maldad nos ha quitado a Gabriel, “el pescaito”, para siempre, y el dolor y el vacío que deja en la vida de esos padres ha de ser insoportable. Todos los españoles nos hacemos eco de su dolor, pues de alguna forma nos ha afectado tan inútil crimen, que ha puesto fin a una vida inocente, que ha truncado las expectativas que pudiera tener, ha fulminado un futuro que ya nunca será… la maldad se ha encargado de que no exista. Por las venas de la asesina no ha de correr sangre sino cuchillas, y su cabeza no ha de albergar un cerebro humano sino el de una boa constrictor. Ha cometido el acto de un animal salvaje y depredador, no ha actuado como una persona, mucho menos como un humano. A todas las personas se les presupone que son humanas, pero los hechos nos demuestran que no es aplicable en todos los casos, este es uno de ellos.
Ya todo lo que diga es para nada, puesto que lo importante es que Gabriel no hubiera tenido que vivir lo que ha vivido. Gabriel ha tenido la mala fortuna de encontrarse con la maldad y ésta ha puesto fin a su corta vida. Solo nos queda recordarle y, si su energía se encuentra en algún lugar, estamos seguros que tan buen chico como le hemos podido ver en las fotos emitidas por televisión, servirá para que la humanidad evolucione y aprenda de sus errores. Gabriel, eres nuestro niño y siempre te recordaremos… descansa en paz.

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