domingo, 12 de marzo de 2017

LÍMITE DE VELOCIDAD

                                    Imagen: www.conduccionresponsable.com


¡Qué aburrimiento!, ¿ustedes ven normal que haya que conducir mirando constantemente el velocímetro, para saber si vamos excediendo el límite de velocidad señalado para el tramo por el que circulamos? Debo de ser más torpe que el resto de los mortales, pero ya desde hace mucho tiempo, y si el propósito no fuera recaudar, pensé en un sistema de comunicación entre una pieza instalada en los vehículos y otra en cada una de las señales de tráfico, para que obligara al coche a ajustarse a la velocidad máxima permitida, y en cualquier caso, a una velocidad inferior, nunca superior. ¡Problema resuelto!
No puedes ir al volante y retirar la vista de la carretera constantemente, además de la intranquilidad que te produce no conocer la velocidad a la que circulas. Hay tecnología como para que todos podamos vivir mejor y más seguros, pero se niegan a aplicarla por capricho de los fabricantes de automóviles, estoy seguro de ello. Quitarle libertad a la conducción y limitar la velocidad, restringiría muchísimo la venta de vehículos de gama alta, ¿para qué?, si todos tendríamos que circular a la par. Algunos pensarán: ¡Qué ridículo se ve un Audi 8, un Porsche, un Mercedes deportivo de gama alta, todos ellos detrás de cualquier utilitario, sin poder rebasarle, respetando electrónicamente el límite de velocidad!
¿Cuántos accidentes se pueden evitar con un sistema electrónico de comunicaciones, en el que interaccionen las señales de tráfico con los vehículos?, pero claro, esto anula la exclusividad, el ser admirado por el poder que significa ser diferente, tener más y mostrarlo a los demás. Todo lo que nos lleve a igualarnos es tachado de absurdo, inservible y nada viable. Los de arriba no lo quieren, aún recuerdo una anécdota protagonizada por uno de los jefes de una gran fábrica de cervezas, en la que trabajaba mi padre. Correrían los años cincuenta y pocas personas podían permitirse tener coche propio, por supuesto, ellos sí podían y presumían de ello. Algunos empleados con mucho esfuerzo habían logrado adquirir un seiscientos, nada equiparable a los coches de alta gama y gran cilindrada de esos jefes. Un día se quejaba algunos de los empleados del precio del combustible, a lo que añadió el jefe protagonista de la anécdota: “¡Ojalá costará el litro de gasolina 5000 pesetas!, aclarando que lo decía porque solo les permitiría circular a los cuatro adinerados; esa es la conciencia de esos poderosos.
Volviendo al tema de hoy, control de velocidad sin afán recaudatorio y sin hacernos esclavos del velocímetro, amén de la tensión de mantener el pie con la misma o aproximada presión para que la velocidad no se dispare y circulemos por encima de los límites permitidos. Si excedemos la velocidad, mejor que vayamos sonriendo todo el tiempo para salir guapos en la foto, además de rascarnos el bolsillo y perder los correspondientes puntos. Siempre todas las medidas recaen contra la ciudadanía, parece que somos nosotros los únicos responsables de todo lo que suceda en esta p… sociedad. Los que dictan las normas van en la Vespa sin casco y borracho, o van en Vespa de un lado para otro cuando por los delitos que han cometido tendrían que estar en la cárcel desde hace algunos años… ¡ah!, pero esos son del partido, y a los del partido se les consienten todas las fechorías que quieran cometer. Ellos pueden estar fuera de la ley, el Presi, mejor dicho, el Padrino, les respalda y manda en muchos de los jueces; lo cual asegura la total impunidad para el clan mafioso. ¡Viva España y los ciudadanos que eligen a su alcalde…!

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