martes, 29 de mayo de 2018

DESMONTANDO EL TERRENO DE JUEGO



Llegados a estos momentos en los que hace falta unión contra la corrupción política, las diferentes fuerzas hacen cuenta y piden para sí o no apoyan la moción de censura. Como es habitual, pian para satisfacer sus estómagos, el conjunto de la población española es un puzle de diecisiete piezas que es como se encuentra dividida; condiciones diferentes en educación, sanidad, medioambiente, potestad legislativa, etc., así que todos somos españoles pero no somos iguales ni siquiera en casa. Unas Comunidades son más ricas que otras y por tanto pueden disponer de más dinero por ciudadano; yo creo que deberíamos tender a adquirir un nivel económico y de servicios públicos más equitativo.
¿No será que el invento de tener diecisiete Comunidades con el pretexto de acercar los servicios y dar mejor atención a la ciudadanía, se ha convertido en la empresa de trabajo temporal de los partidos políticos? Y según decía en el párrafo anterior, todos y todas, por ser españoles y españolas, debemos tener las mismas oportunidades. Hay normas o leyes propias de algunos territorios que producen el veto, por ejemplo, a opositar en español, en defensa de su lengua. Está bien que se defienda la lengua hasta el punto de no dejarla en el olvido, pero nunca que sea un obstáculo insalvable para acceder a un puesto de trabajo en la Administración pública de ciertas Comunidades Autónomas. Si eres andaluz tienes tu tarjeta sanitaria de Andalucía, pero es un problema si viajas y necesitas atención sanitaria en otra Comunidad, dicha tarjeta no te sirve, tiene un número que solo se conoce aquí, no es reconocido en el resto del territorio nacional. Los constitucionalistas, adinerados, no se preocupan de estos extremos… ellos solo van a compañías privadas de salud, la salud del pueblo no les preocupa. Se preocupan por la ruptura del territorio nacional, les apena que no siga siendo: Única, Grande y Libre. Falta sensibilidad y humanidad, al tiempo que sobra fascismo y corrupción.
Con un Gobierno central, honesto, honrado, e incansable trabajador por el bienestar general de la gente, que destine cada euro a aquello para lo que se recauda y pelee en la misma medida que sus integrantes lo hacen cuando contratan o compran algo para sí, en sus vidas privadas, nos podríamos dar con un canto en los dientes… ¡no necesitamos más! ¿Para qué alimentamos un regimiento de parásitos?, ya lo dije antes: solo veo la ETT de los políticos, la empresa de trabajo temporal que los va empleando en las diferentes empresas públicas, ramificaciones de los diferentes Gobiernos de cada región. La Administración pública hay que adelgazarla, hay que dejar grasa inservible que solo sabe lastrar las expectativas de futuro, porque es incompatible despilfarrar y crecer o progresar. Los dineros que se tendrían que invertir en los sectores claves y servicios públicos de calidad, se dedican a nóminas, dietas y sobre sueldos, no alcanzando para aquello que hace falta de verdad y es importante para la población. Así la Administración es deficitaria, gasta más de lo que recauda y se endeuda, eso es gestionar mal, es ir como los cangrejos, lentos y marcha atrás. ¿Habla algún político de esto?, no, ¿verdad que ni lo nombran?, eso es desmontar el kiosco, es cerrar sucursales, es despedir a compañeros y amigos que nunca han trabajado en nada, todo lo que han hecho es militar desde jovencitos en las juventudes de los partidos tradicionales. Me niego a que seamos nosotros y nosotras los que paguemos la fiesta de todos esos desalmados, pero hay un punto de inflexión que no sé cómo traspasar: para revertir el sistema perverso, macabro, desleal y mafioso, existente, hay que cambiar las leyes, y las leyes las hacen los políticos… es ahí donde encuentro el punto de no retorno, al que me refería. Pienso, no dejo de hacerlo, tratando de encontrar la forma de que el poder retorne a la ciudadanía y ellos solo sean, si quieren, meros gestores de nuestras decisiones, no como ahora que nos tienen engañados, tratan de hacernos creer que son nuestros representantes y que están haciendo lo que nosotros queremos… ¡es totalmente falso! Hacen lo que les interesa a ellos y a sus partidos, en España no hay un problema con la gente, hay un problema de credibilidad con los políticos. La segunda manera de arrebatarles el poder es por la fuerza, con la violencia, pero este es un camino peligroso que puede desembocar en desgraciados incidentes que afecten a millares de inocentes… ¡es un camino erróneo! Hay que insistir en las calles, hay que gritar un poco más fuerte y, sobretodo, hay que salir masivamente para llenar las calles hasta que no quepa un alfiler. Hay que pelear por lo que es de todos, hay que echar a todos los infames que se han instalado en la política y han hecho de ella un medio de vida para enriquecerse y vivir a cuerpo de rey.

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