martes, 22 de mayo de 2018

EL DÍA DEL ZAPLANAZO




Lo del PP no se acaba nunca y lo que le queda, hoy ha sido el día del zaplanazo, menos mal que no es la corrupción del PP o, que el PP sea un partido corrupto, siguen tratando de defenderse diciendo que es una causa común contra el PP; pero si es que el PP está hundido y podrido hasta sus propias raíces… se han equivocado totalmente.
No va a más porque, el imperio del poder con el que manipulan los políticos a los jueces y fiscales, frena los procesos y alivia las condenas, asegurando un nivel más que aceptable de impunidad y burla de la ciudadanía. Demoran tanto el trabajo de jueces, fiscales y policía judicial, que la mitad de las veces no hay nada que reclamar ante delitos escandalosos, porque prescriben, tomaron la casilla de salida y evitaron la casilla de la cárcel, además nadie se los puede comer para contarse veinte.
Es inadmisible, desde hace algunos años, que una banda como la del PP, una banda mafiosa, corrupta y ladrona, siga gobernando. Los delitos cometidos por esa banda son como para haberlos exiliados a casi todos y, por supuesto, para que estuvieran todos suspendidos en el ejercicio de funciones y cargos públicos. A pesar de todo, los malos son los que abren la boca y denuncian a estos mangantes, los sacan fuera del circuito, se terminan las carreras para los que se atreven a exigir unas instituciones sin corrupción. Parece que ellos fueran los malos de la película, mientras tanto, los delincuentes: Urdangarín, Bárcenas, Rato, Ignacio González, Granados, Cifuentes, etc., etc., siguen dando vueltas por las calles debido a los favores recibidos y a la importancia que le pretenden quitar a sus fechorías delictivas.
Después del zaplanazo el PP tiene lo que viene: Remates de Gürtel, que ya están intentando amañarla, Púnica, Lezo y todas las que mi memoria no me permiten recordar ante el desánimo que siento por el tema político. A su vez mi afán de lucha y mis ansias de regeneración de esta clase tan desmadrada, sobre todo, por la necesidad de estar en manos de gente honesta y que no se vuelvan a equivocar, lo que quiere decir: que siempre tengan presente que están ahí para procurar el bienestar de la gente y para conseguir un país cada día más moderno, más justo, con más futuro y mejor reparto de la riqueza; es lo que mantiene vigilante a sus tropelías. Todo esto puede sonar a populismo puro y duro, pero son las obligaciones que deben cumplir los gobernantes. Nosotros no les pagamos para que nos fastidien la vida, nos hagan perder, constantemente, poder adquisitivo, nos dejen sin trabajo, sin viviendas, sin empresas públicas y se hagan millonarios junto a sus amigos los empresarios y banqueros.
Cuando trato de analizar qué hacer con este monstruo de cientos de cabezas, con lenguas viperinas, que han creado los políticos, y comprendo que solo unas buenas leyes en su contra que impidan los atajos de los privilegiados y enchufados, es la única manera de terminar con esta perversión política, llego a una conclusión que no me gusta: son ellos los mismos que tendrían que hacer las leyes en su contra… un imposible. Solo queda el deseo de romper todo esto, reventar el sistema podrido, que la policía nos permitiera a la ciudadanía que ocupáramos el parlamento para echarles, sin violencia, para siempre. La lucha ha de ser en ese sentido, yo no le veo salida, porque los que van llegando, van aprendiendo de los que hay y entran bravos para ir amansándose con el paso del tiempo. Solo los incorruptibles, seres de otro nivel, pueden hacer posible el cambio necesitado y esperado, y que yo sepa aún no han llegado a la política.

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