jueves, 17 de mayo de 2018

VA DE ALERGIA Y ESPIRITUALIDAD

                                         Imagen: www. huffingtonpost.es

Cuando la alergia aprieta no te queda más remedio que levantarte para respirar mejor, y hacer algo que te satisfaga, en mi caso escribir. Así que aquí estamos a las cinco de la madrugada, despertando la inspiración, a ver qué sale de este momento. Me pregunto qué es lo que será que hace reaccionar a unos cuerpos más que otros frente al polen que se mueve en el aire en estas fechas, ¿será una actitud mental de reacción excesiva frente a las cosas, frente al mundo?, ¿será una actitud de rebeldía o, acaso, de defensa? Y eso que ya es nada comparado con años atrás en los que necesitaba medicamentos. A pesar de ellos, no sentía ninguna mejoría. Recuerdo que tomaba ebastina, tomaba por encima de la dosis habitual y seguía sintiendo los síntomas de la alergia como si no estuviera tomando medicamentos. Fue entonces cuando me pasé a la medicina alternativa y con homeopatía más un método de frecuencias que aplicaban al cuerpo y al medicamento homeopático, mediante una máquina conectada con unos electrodos a cuerpo y envase al mismo tiempo, fue, año tras año, produciendo efectos beneficiosos y los síntomas remitieron, al menos con la intensidad de años anteriores.
Lo cierto es que estas fechas primaverales, próximas al veranillo, en las que se alzan las temperaturas y todas las plantas y árboles se muestran en plena floración, debemos respirar demasiadas partículas flotantes en el aire, lo que acarrea en algunas personas síntomas nasales, en la garganta, dificulta la respiración, escozor en los ojos, etc. Quizás un cambio de actitud, como todo en la vida, ayude a mejorar si no llega a anular los efectos molestos de este padecimiento. Lo intentaré, no me pelearé con los síntomas, los aceptaré y diré a mi cuerpo que es normal que el aire tenga esas partículas de polen en estas fechas, que pasará la floración y volveremos a la “normalidad”… uno no es perfecto. De cualquier forma, esto no está reñido con la pretensión de ser mejor cada día, de pulirme más, de ser menos máquina automática, de estar menos programado, de ser más humano, de expandir mi conciencia, de estar más presente, de sentirme más vivo, de ser más solidario y ayudar en todo lo que pueda y otros necesiten. Es una forma de vivir como otra cualquiera, aunque algunos eligen ellos, ellos y solo ellos. No importa, yo no estoy aquí para enfrentarme sino para vivir de una forma que, tal vez, pueda contagiarles. Yo no estoy aquí para controlarte porque, entonces, yo dejo de vivir y, de alguna forma, tienes algún control sobre mí. Haz lo que quieras pero trata de aprender, si no, vivirás las consecuencias de tus actos, todos las vivimos de un modo u otro.
Vamos a nacer de nuevo a un mundo mejor, que es totalmente posible. Tenemos las capacidades y los valores para hacerlo posible, se trata de proponérselo y dejar despertar al ser que aguarda dentro de cada cuerpo. Como mínimo, y sin pretender complicarnos, debemos entender que somos un plano energético-físico, otro plano mental y el olvidado plano espiritual, que siempre se ha confundido con la necesidad de practicar una religión. Los planos energético-físico y el mental nos son familiares, además nos resultan tangibles, nuestro cuerpo y nuestra mente es de uso diario; el plano espiritual es el que se nos puede escapar un poco, quizá, no sepamos si lo tenemos, si es una invención, lo que ya te puedo decir es que no es el trozo de cielo que te vende la Iglesia, los templos o las sinagogas. Tampoco es la fe en algo que nadie ve y que propugna lo que está bien y mal, como manera de conducir los actos de la gente o manipulación de la misma. La espiritualidad, para mí, es el desarrollo de una parte sutil de nosotros que hace que surjan valores, llamémosles humanos, que acrecienta nuestra conciencia y el amor por todos los seres vivos, en especial por nuestros semejantes. Justo al llegar a este punto es cuando ese mundo mejor, al que me referí con anterioridad, es posible. Conozco esto que hablo, por eso lo asevero con rotundidad y firmeza, todos podemos evolucionar interiormente, crecer espiritualmente, adquirir mayor conciencia, sentirnos más unidos al resto de los seres vivos, sentir más la humanidad, amarla y desear todo lo mejor para todos, algo de esto falla hoy en día. Hay demasiadas personas distraídas, confundidas, que despertaron a otras facetas de la vida más materialistas y perecederas. Esas personas viven para sí en un egoísmo exacerbado y el dinero es el objetivo principal de su despertar cada día… tiene que haber de todo, pero los efectos ya los padecemos a lo largo de toda la orografía mundial. Casi todas las sociedades del Planeta se han dejado comprar por la avaricia de acumular riquezas materiales. Han perdido de vista los valores humanos, las acciones desde el corazón, la espiritualidad de las personas se ve limitada, no se enseña, no se educa en la sociedad moderna para completarse como persona; más bien, se educa para competir y en ocasiones para depredar a sus semejantes. En los planes de educación se ha olvidado la formación espiritual de los niños, porque se ha creído, erróneamente para mí, que ser mano de obra y engranaje de la cadena de fabricación de un país, es suficiente para sentirse bien, y casi todos son infelices porque no hayan sentido a la vida, les falta rellenar ese vacío interior.

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