Que diga el Gobierno y los
empresarios cuánto deben cobrar los empleados, pero que inmediatamente ellos
cobren igual salario, el que indiquen debemos cobrar los trabajadores, ya
veríamos si están conformes. Que controlen los precios de los productos, en ningún
caso pueden dispararse los precios y no ir en consonancia con los sueldos. Ese método
para empobrecernos ya lo conocemos… salarios por los suelos y precios por las
nubes. No sé por qué entran al juego los empresarios, cuando ello paraliza la raquítica
economía social, refiriéndome a la que afecta a la gente en general, ya sabemos
que ciertas personas escapan del canon general. De cualquier manera no se hace
mal en investigarles cuidadosamente, a ver de dónde salen sus ingresos, si son
ingresos declarados, si manejan cuentas ilegales en el extranjero, etc.
Hay indicios para investigar y
tirar del hilo, yo siempre me he fijado en ciertos individuos que llevan un
coche de alta gama, de lujo si quieres, de muchos millones de euros y tienen
una pinta que en nada le acompaña. Les miras y no cuadra lo que ves con el
supuesto estatus social que la propiedad exhibida evidencia. Gente, por lo
general joven, en pedazos de mercedes o BMW de los más gordos, permítanme expresarme
en términos callejeros, que tienen apariencia de estar moviendo algo raro… ¿esto
no es una pista para la policía? Está a la vista de cualquiera, tan solo hace
falta investigarles un poco para llegar al fondo de la cuestión, apuesto que
están más cerca de ser narcos que operarios de alguna empresa. Se pasean todo
el día, los ves a media mañana, suelen transitar barrios chungos… con esto está
todo dicho.
No se acaba con la mierda porque
debe interesar que la mierda exista, debe aportar un rédito a ciertos sectores
sociales o, tal vez, justifique el puesto de trabajo de ciertas gentes. Esto no
es normal, cada día ves a más gentes que no se corresponden con los coches, por
edad y por precio de los vehículos ni por las zonas por las que se mueven. El
tema de la droga no se acaba, el tema del fraude en el empleo tampoco, la
corrupción política persiste, las injerencias del Gobierno en la justicia
continúan y los apaños para conseguir la impunidad de los delincuentes
políticos, es una realidad impuesta.
En manos de la ciudadanía, quizá
a lo bestia, por desconocimiento de los procedimientos interminables y lentos
de la obsoleta Constitución española, pondríamos España patas arriba y a los
mafiosos les íbamos a ajustar bien las cuentas. La ciudadanía, al no estar
comprada como lo están los políticos gobernantes, obraríamos con contundencia,
algo que les falta a los gobernantes que se deben a empresarios y banqueros,
además de ciertas manos oscuras a la sombra, entes que gobiernan sin haber sido
votados nunca. La ciudadanía está más habilitada para acabar con la mafia y la
corrupción existente porque no está limitada en sus pensamientos, como sí lo
están los que salen en la foto. Nosotros no tenemos nada que agradecer a las
empresas del IBEX35, ni a Florentino Pérez, ni a Villamir, ni al Rey; nosotros
y nosotras no nos sentimos culpables de haber mediado para privatizar empresas estratégicas
y rentables que nos pertenecían a todos. Nosotros y nosotras no tenemos que
organizar circos electorales, ni necesitamos el dinero sucio y negro que
engorde campaña alguna. Somos la gente de la calle, la ciudadanía y solo
tenemos en la mente a la ciudadanía y el bienestar de la misma, a diferencia de
ustedes que se metieron en tantos charcos que la humedad os está produciendo
reuma en vuestros huesos.
La ciudadanía es parte de la
solución y no solo por depositar una papeleta dentro de una urna, sino porque somos
los principales afectados de toda la mafia y la perversión política que se
mueve en España. La ciudadanía tiene que sustituir a la clase política,
¿políticos para qué?, si lo podemos hacer nosotros y nosotras mejor. Se me
ocurre: ¿por qué no se nombra por orden de números de DNI a las personas que
deban componer el Gobierno?, ¿lo vamos a hacer peor?... ¡no creo! Y nadie busca
una solución laboral como los que están ahora, que cada cual siga con su
actividad, pero que sea de obligado cumplimiento colaborar en la gestión del
país.
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