sábado, 26 de mayo de 2018

EL EMPLEO A LA PALESTRA



Hace un par de días paseaba con mi amigo Vicente y abordábamos el tema del desempleo y la necesidad prioritaria que deberían adoptar los políticos para que todos los que estemos en edad de trabajar y tengamos deseo de hacerlo, por las razones que fueren, podamos tener un lugar donde intercambiar esfuerzos por dinero. Le dije lo que desde hace años pienso, que nadie acaba con el desempleo porque al empresario no le interesa, de esa forma hay más demanda que ofertas y el empresario se encuentra con la posición favorable para imponer sus condiciones, por lo general precarias para el trabajador. Mi amigo apostilló que al empresario tampoco le beneficiaba la situación precaria existente, porque si la gente no gana dinero no tiene dinero para gastar, y si se vende menos, hay que fabricar menos y los negocios venden menos, lo que significa: menor beneficio económico. En cierto modo, así es, de hecho muchos pequeños empresarios habían tenido que cerrar sus empresas durante el periodo de crisis… quizá al gran empresario le haya venido bien. Me hice la pregunta: Cómo es posible que durante la crisis haya aumentado el número de empresarios ricos, al tiempo que la población en general se había empobrecido.
 Entonces le incité a que me dijera cómo se podría acabar con esta situación estructural de nuestra sociedad, a lo que me contestó que habría que dar condiciones favorables de contratación a los empresarios, para que estos decidieran crear puestos de trabajo. Esto es lo que siempre se oye, porque nadie se atreve a pensar en una Administración cuya razón de existir es gestionar lo mejor posible los recursos para conseguir el mayor grado de bienestar para la población, al menos es así como la concibo. No obstante, como soy de los “raros”, hice hincapié en mi teoría: si dando las mejores condiciones a los empresarios para que crecieran en el plano laboral y se pudiera alcanzar el pleno empleo no se lograra, sería la Administración, nuestra Administración, nada aislada o separada de nosotros, nada distante que es como la siento en mi interior, está ahí por las razones que comenté anteriormente y no como pista de aceleración para el enriquecimiento personal, que es como la utilizan muchos, tendría que salir al paso y crear empresas para dar los puestos de trabajos necesarios para acabar con el paro, porque lo primero es que todos podamos aportar un sueldo en casa, de lo contrario… cómo vivimos. Mi amigo me replicó diciendo que esto no podía ser, pues sería hacerle la competencia a los empresarios y le puse el ejemplo de la sanidad pública y la privada, un tema que él conoce bien por ser enfermero. Ambas conviven, también es verdad que porque la privada chupa mucho de la pública que le deriva una buena carga de trabajo.
Esto es como la pescadilla que se muerde la cola, o sea, como un círculo vicioso, pero a pesar de ello, sigo defendiendo que la razón de ser de todo el tinglado que mantenemos es la de trabajar para conseguir el bienestar de la gente, y éste pasa por tener empleo, sí o sí, e insisto: si los empresarios no los crean aun dándoles las mejores condiciones para ello, la Administración tiene que hacerlo, se ponga el empresario como se ponga, es su obligación, solucionar de algún modo este problema prioritario. Los políticos conforman la Administración junto con el cuerpo funcionarial, por lo general, los funcionarios a las órdenes finales de los políticos y se tienen que dejar de pasar la bola los unos a los otros, para cumplir con sus obligaciones y para que sea posible la felicidad de la gente y vivir dignamente, el trabajo es el problema principal a solventar.

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