miércoles, 17 de agosto de 2022

DESCONCERTADO

    

                                                            Imagen: www.elespanol.com

     ¿No estamos hartos de vivir con tensión, miedos, en un mundo inseguro, de codicia, de engaños; teniendo la sensación de que podría saltar por los aires en cualquier momento? Los intereses entre las distintas direcciones del globo no coinciden, además todos quieren ganar, desean ponerse los primeros en el ranking mundial de los poderosos. Cada gobernante quiere erigir a su país en dominante y ejemplo a seguir, pero lo cierto es que casi todos están dando un pésimo ejemplo de lo que es responsabilidad, organización y respeto por la vida de todos los seres vivos.

    Los más jóvenes están desalentados, aburridos, con pocas expectativas de poder gozar de un futuro satisfactorio que les proporcione lo que necesitan para formar un hogar, promoción profesional, empleos estables, seguros y dignamente pagados. Los años pasan y los políticos se arrodillan ante las fuertes o poderosas organizaciones, al tiempo que se olvidan de esos jóvenes y del resto de la población. Privatizan impidiendo el libre acceso a los servicios que antes fueron públicos, a las personas más humildes y necesitadas. Se niegan a vincular las pensiones con el IPC. La vida se encarece por días y cada vez nos cuesta más llenar el carro de la compra. El poder adquisitivo de la población disminuye y la gente está anestesiada, nadie se moviliza, todo nos lo tragamos sin mover un dedo. Suben exageradamente los precios de los productos básicos, tanto en alimentos como en energías, y seguimos acomodados. La corrupción sigue, el saqueo continúa, los secretos se suceden a nuestras espaldas como si fuéramos un cero a la izquierda, cuando somos los que sustentamos este chiringuito con nuestros impuestos. La justicia está a favor de los delincuentes, se han producido miles de casos de corrupción y la gran mayoría de sus autores van quedando en libertad inexplicablemente. Muchos roban, casi todos resultan impunes, sus delitos, por la gracia de jueces y fiscales, prescriben, y aquí nadie devuelve nada de lo robado.

    Civilizadamente es complejo que se dé la vuelta el asunto por lo deteriorado que se encuentra. Han hecho de esta sociedad un algo difícil de definir, que no marcha. Se llevan todo el día prometiendo lo que saben no harán nunca, porque entre otras cosas, saben que hay poderes que no pasan por las urnas, que se lo impiden. Volviendo al primer párrafo, nos han programado para competir y reñir entre nosotros, en lugar de enseñarnos a cooperar y colaborar. Ha habido cantidad de gente difundiendo mensajes que les interesaban a ellos, pero que no nos convenían a nosotros, al resto de los mortales. Hay una gran ignorancia de la humanidad que conformamos entre todos los seres humanos. Se ha vendido la Fe como un medio de salvación divina de un paraíso en el más allá y con un Dios, llámese como se quiera, que no se muestra. Todo en la sociedad crea desconcierto, inseguridad y miedo, así muchos buscan ese algo en qué apoyarse. Nos han metido las creencias en las aulas, nos han obligado a estudiarlas, nos hemos tenido que examinar para pasar de curso. Hemos financiado la organización eclesiástica, sus templos, sus colegios, les han dejado que inmatriculen cantidad de propiedades que no eran suyas. Se les ha permitido durante muchos años que no contribuyeran con impuestos como el resto de los mortales y, encima, muchos de los de la sotana han violado a nuestros hijos, dando ejemplo de la depravación que encierra dicha institución. Los gobiernos se han sucedido y todos han tragado con la Iglesia, untándola anualmente con dinero público, y los ciudadanos de bien estamos hartos de que subvencionen a quienes los políticos decidan por su conveniencia.

    No más guerras, no más políticos deshonestos, no más falso Estado democrático y de Derecho, no más falsa separación de poderes. Hay que establecer un orden de prioridades siempre pensando en la ciudadanía. Lo privado es un invento para sacar tajada del resto de los mortales. Somos una comunidad de seres que debiéramos buscar las mejores condiciones de vida para todos. Sé que no todos tenemos las mismas expectativas, pero ese egoísmo debe apaciguarse o desaparecer frente al bien colectivo. Como están las cosas es una locura descomunal, elitista, clasista, llena de odio y rencor, desconsiderada hacia el prójimo e irrespetuosa. Las normas han de cambiar, el sistema se ha de humanizar. Todos juntos al paso, sintiendo la fuerza de la unidad con el único objetivo de incrementar el bienestar general y el progreso del país. Sin rivalidad con nadie, sin querer aprovecharnos de nadie, sintiendo la alegría de colaborar y ayudar al otro.

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