lunes, 22 de agosto de 2022

PROFESIONALISMO SELECTIVO

    

                                                                 Imagen: Imagui

     Hace un rato, esta misma mañana, visité a mi padre y salimos a dar un paseo. Mientras caminábamos, cuando transitábamos frente a un taller de automóviles dos personas hablaban en voz alta, y pude oír lo siguiente, cito literalmente: "Yo algunas veces me la he tenido que comer, pero me la he comido por clientes que merecen la pena". La frase tiene su aquel, como se suele decir, pues de ella se obtienen muchas reflexiones o conclusiones. ¿Cuándo se considera que un cliente merece la pena para algunos empresarios?, ¿Dan diferente servicio y atención, dependiendo de lo que ellos califican de buen o mal cliente? ¿El dinero que gasta el cliente es un factor determinante de como le vaya a considerar el empresario? ¿Un cliente que va una sola vez a requerir sus servicios, es un cliente que merece la pena, o solo son bien considerados los asiduos del taller en cuestión? ¿Estamos ante un dominante e injusto profesionalismo selectivo?

    Como la falta de honestidad alcanza casi todos los rincones de nuestra geografía, el sector industrial o de servicios, por ejemplo, no va a escapar a tal observación. De esta falta de honestidad empresarial proviene la desconfianza generalizada que padece la población cuando tiene que lidiar con servicios de reparación de todo tipo de equipos, aparatos, vehículos, etc. Sinceramente, tenemos miedo a que nos fundan, a que nos engañen, a que nos cobren muy por encima de su precio real de reparación. Los clientes somos, por lo general, ignorantes de la tecnología que requiere atención, pues de lo contrario no acudiríamos ni nos expondríamos como lo hacemos. Solo esperamos que al otro lado del mostrador de recepción del servicio o taller, nos atienda una persona honesta, ¿es mucho pedir? En gran número de casos lo es, quiero decir que es mucho pedir. Hay muchos que solo ven una oportunidad de hacer caja, de salvar el día y pasan a la acción de un modo poco ético, poco profesional, y como muchos de ellos suelen decir: "van a hincar el colmillo".

    Entre todos podemos hacer un mundo mejor, no es nada complicado si nos desembarazamos de perjuicios, de rivalidades y comenzamos a apreciar de verdad a los demás. El respeto no se ha de perder con los clientes, porque igual un buen boca a boca te llena las instalaciones, que un mal boca a boca te hunde el negocio. Lo que sucede es que hay empresarios avaros o demasiado necesitados que no tienen paciencia para ver crecer sus negocios y prefieren la técnica draconiana de desangrar a la gente. Cualquier cliente que se sienta engañado o salvajamente ultrajado por la factura  abonada, optará por no pisar las instalaciones de los que le saquearon los cuartos.

    Creo que la frase oída al paso ya dio para bastante, convirtiéndose en una llamada de atención para malvados empresarios y para nobles y confiados clientes. De esta manera estaremos en alerta y procedamos solicitando previamente un presupuesto para evitar llevarnos sorpresas. Aún así, siempre estaremos en sus garras, pues aún con un presupuesto te pueden decir que al desmontar tal o cual elemento se aprecia otros en mal estado. Estamos a su merced en cierto sentido y solo dar con un profesional, repito, honesto, nos salvará de la clavada y el engaño.

¡Un buen día para todos y que nada se nos averíe!

Seguiremos...

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