domingo, 28 de agosto de 2022

LAS COSAS EN SU SITIO

    

                                                 Imagen: www.jugarijugar.com

     Estamos en un punto que pareciere no tener retorno, sobre todo por lo podrido que anda todo, y cuando digo todo, me refiero a cómo se relaciona todo y todos en la trastienda social, gubernamental, empresarial, sindical, policial, judicial, etc. Entre todos han aniquilado la democracia, la justicia y, entre todos, van marginando progresivamente a la ciudadanía más humilde o necesitada. Que a la vez es de la que más se aprovechan o explotan en todos los sentidos. 

    Poner las cosas en su sitio es como dar un puñetazo en lo alto de la mesa por hartazgo y que se ordene la cloaca institucional, que al fin y al cabo es la que tiene competencias para hacer o dirigir. Lo que ocurre es que actualmente prevarica o delinque más que resultar útil y eficaz para conseguir el que debiera ser el principal objetivo de los supuestos representantes de la ciudadanía, conseguir su bienestar, acrecentarlo siempre que sea posible y lograr un país cada día más moderno, confortable, productivo y que contribuya a la felicidad de la gente.

    Para poner las cosas en su sitio la ciudadanía ha de dar un paso adelante. No es posible con las leyes actuales, porque los que dirigen se auto atribuyen todo el poder con sus leyes, y ni siquiera dejan las sobras de la comida para que podamos aprovecharlas..., es un símil. Ellos se han asignado todo el poder y para asegurarlo tienen a los cuerpos de seguridad y ejercito, que los lanzan contra la gente que se manifieste en su contra e insista en desprenderles del poder para sí mismos. Se han convertido en parásitos para la sociedad, se reservan sueldos elevados, que nada tienen que ver con los que pretenden o aprueban para el resto de la población. Ellos se enriquecen saqueando lo público, privatizándolo o consiguiendo comisiones y sobres ocultos de las transacciones lógicas y obligadas de sus cargos. Pero, claro, ellos suelen abonar con dinero público el doble o triple del valor de las obras, porque de esa manera siempre queda un buen pellizco para sus partidos y para sus paraísos fiscales.

    Para poner las cosas en su sitio hay que retirar a todos los que estuvieron en política, porque todos, directamente o indirectamente contribuyeron a que las leyes sean las que son, los jueces no funcionen, los partidos gobernantes nos hayan robado, impongan modelos de shows (comisiones) que no van a ninguna parte, pero por los que cobran dietas. Meses que no trabajan y cobran, dietas sin justificación que se meten en los bolsillos, o se ausentan del trabajo cuando les sale de los cataplines. Los jueces actuales de los estamentos elevados del poder: Constitucional, Supremo, Audiencia Nacional, CGPJ, y aquellos metidos a dedo por políticos, han de salir de inmediato de la judicatura. Se han de anunciar ofertas de empleo de jueces nuevos, del pueblo, sin vinculación con ningún político para ocupar esos lugares de trabajo, al que se podrá acceder con los méritos adecuados y suficientes. Se preguntarán: quién les entrevistará que sea objetivo. La verdad volvemos a tener un problema, pero para eso tenemos alguna información visual que nos pone en antecedentes, por ejemplo hay un juez, Fernando Plasencia, que precisamente ha sido expulsado de la carrera judicial por atreverse a denunciar la corrupción de un buen número de jueces de los escenarios antes nombrados. Creo que el juez Joaquín Bosch, de jueces por la democracia, sería otro buen candidato. Por otra parte, hay que reabrir los casos de corrupción que los jueces prevaricadores han sobreseído. Condenando a los culpables, a los jueces prevaricadores, y exigiendo para su puesta en libertad cuando llegue ese día que haya sido devuelto todo lo robado a la sociedad, al pueblo. 

    Habría que auditar tranquilamente, pues comprendo que es un trabajo enorme, las adjudicaciones que nuestros políticos y otros cargos públicos de escalafones superiores han adjudicado. Verificar presupuestos, modificaciones, justificaciones a dichas modificaciones, precios abonados, comprobación de entrada de dineros, al tiempo que se audita a las empresas que intervinieron para conocer los movimientos contables al respecto de esas obras realizadas, servicios prestados o entregas de mercancías.

    Hay que dejar de subvencionar partidos políticos, sindicatos y todas las asociaciones que no siendo demandadas por la población, no efectúen un bien directo para la población en general. Hay que dejar de subvencionar a la familia real, a la Iglesia y demás sistemas de religión. Hay que dejar de pagar servicios concertados. Hay que dejar de privatizar. Se debe revertir todo lo que algunos decidieron privatizar sin que haya sido consentido por la población mediante referéndum.

Seguiremos...

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