Hemos visto ciento de veces sentarse al líder de un partido político con el líder de otro partido para firmar acuerdos. Todos recordamos esas carpetas o cuadernos donde estampan sus firmas y posteriormente cada uno le brinda su respectivo cuaderno al "opositor" para que aquel haga lo mismo, firme. Todos los acuerdos los atan bajo firma, cómo es posible que el acuerdo entre PP y PSOE, sobre la renovación del CGPJ, ande extraviado para uno de los firmantes. Dice una parte del PP, la dirección nueva de Feijoó, no conocerla, no haberla visto, ¿y qué?, pues ahí no radica el meollo del asunto, sino en que un acuerdo entre partes, puesto que una de ella lo puede mostrar en los juzgados, es desatendida por la otra parte. ¿Por qué no llega a querellarse el PSOE contra el PP? Supongo que por la misma razón por la que hacen equipo cuando se les plantea una comisión de investigación sobre los casos de corrupción de los unos o los otros. Estos sí que llevan al pie de la letra lo de las ropas sucias se lavan en casa, por supuesto sin que la ciudadanía tenga que enterarse de toda la sinvergonzonería, delincuencia y saqueo que tenemos que soportar de un lado y otro.
Ni unos ni otros tienen justificación alguna sobre lo que está sucediendo con la renovación del CGPJ. De nuevo estamos ante una villanía, un acto de ruindad, de políticos que por controlar al poder judicial para lo que todos sabemos: asegurarse la impunidad de los suyos cuando se vean afectados por los numerosos casos de corrupción que suelen protagonizar, dicen y hacen de todo; unos no denuncian a los otros por su incumplimiento, y los otros tratan de engañarnos a todos diciendo que no tienen acuerdo o no lo conocía. De nuevo no me queda más remedio que repetir: ¿Y qué? Un acuerdo firmado obliga, o ¿para qué se firma?, y su incumplimiento debiera ser sensato denunciarlo. Y si hubiera justicia, ésta obraría en el sentido de sancionar y castigar a los incumplidores.
Vemos que los políticos no ponen de su parte para solucionar el descalabro, que votar cada cuatro años es volver a la rueda de la noria, o sea, a dar vueltas a un asunto pestilente y corrupto, porque los que llegan se encuentran con el camino allanado. Un camino que conlleva técnicas de secretismo mafioso y no falto de corrupción, comisiones ilegales, burla a la incompatibilidad, y si la hubiere se modifican las leyes para que no sea así. Es la manera en que solucionan los enchaquetados del gobierno y parlamentos sus discrepancias con el sentido común y la decencia. Dan ganas de organizarse para sacarlos a palos de los parlamentos para que el poder retorne a la ciudadanía. Ya sé, es un modo cafre de conseguir lo que los palos en la rueda de la justicia no puede arreglar. Ya sé, nos meterían en la cárcel, a nosotros sí que nos juzgarían, nuestros asuntos seguro que no prescriben como todos aquellos cometidos por esos delincuentes de traje y corbata que dicen representar a la población, pero que en realidad solo se representan a sí mismos, a sus partidos y sus carteras.
Seguiremos...
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