No sé si ustedes se detienen a pensar por qué no llegan los brotes verdes o esa luz al final del túnel, que tanto nos han vendido los gobernantes en los últimos años. Sencillamente no llega porque cuando parece que vamos a respirar los precios suben, los salarios se estancan, nos quedamos sin empleo y el tan soñado pleno empleo, que airean los políticos en sus mítines electorales, nunca se hace realidad.
El empleo remunerado es una necesidad de primer orden para todas las personas. La sociedad no puede marchar si se rompe la cadena de ganar dinero y gastar para adquirir alimentos, ropa y calzado, energías, vehículos, viviendas, etc.; entre otras cosas porque se frena la industria, no se produce, disminuyen los beneficios de las empresas y comienza el desfile de gente hacia la calle y el paro. ¿Quiero decir con esto que debemos ser muy consumistas? - Evidentemente no es así. Consumir lo que se necesita para vivir y algún que otro capricho, pero sin excederse, es mi política. La vida no está para más, pregunten, mírense la cartera, las cuentas bancarias, dejen de soñar y comprenderán que sin propasarse el dinero llega a duras penas a fin de mes. Por eso es una vergüenza que algunos políticos levanten la voz para manifestar que a los pobres pensionistas se les congelen sus pensiones, le suban una ridiculez o se salten la ley cuando tratan de no vincularlas al IPC.
La lucha diaria y principal de todo político ha de ir encaminada hacia la consecución del mencionado pleno empleo, para que todos los que estemos en edad de trabajar, teniendo necesidad de obtener unos ingresos que compensen nuestros esfuerzos, podamos optar a un puesto de trabajo. Además, un segundo objetivo es proporcionar salarios decentes, y esto quiere decir desde mi punto de vista: que las personas puedan llevar una vida digna cuyos ingresos cubran satisfactoriamente los gastos correspondientes a luz, teléfono, Internet, alimentación, vestir, calzar, desplazarse a su trabajo, algo de ocio. Lo necesario para vivir, repito, sin hacer grandes aspavientos.
Ahora es cuando llego a lo que muchos no quieren comprender. Defiendo que cuando la Administración pone todo a favor del empresario para abaratar la contratación, éste no lo hace, o lo hace sin conseguir el pleno empleo añorado; debe proyectar la industrialización del país para obtenerlo. Esos que no lo comparten suelen decir que son los empresarios los que deben ofrecer los puestos de trabajo, pero yo caigo en la cuenta que si todo el peso o responsabilidad del asunto se deja en manos del empresario, me temo nunca llegaremos al pleno empleo, pues porque al empresario no le interesa. Si lo hubiere, el trabajador tendría un poder en las negociaciones o en el aguante en los trabajos que en nada se asemejaría a lo que tenemos: mucho contrato en fraude de ley, trabajo basura de muchas horas que no se cotizan a la Seguridad Social, ni se abonan a los empleados. Quiero decir con ello que no aceptaría condiciones insultantes porque el trabajador tiene donde elegir.
Yendo un poco más lejos hasta me cuestiono si tiene sentido que haya empleo privado. Por qué tiene que haber personas, sociedades, valiéndose del colectivo social para sacar una buena tajada de nuestro dinero. Por qué no se trata el asunto como si toda la población fuera una gran cooperativa que desarrollara proyectos en los diferentes ámbitos, gremios o sectores para fabricar lo que necesitamos y vamos a consumir. Nuestro dinero empleado para abastecer nuestra demanda en todos los campos.
Seguiremos...
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