Ayer vi el ridículo más esperpéntico que puede hacer una ministra del gobierno cuando trata de justificar por qué un dinero recaudado se queda colgado, y no se puede invertir. Dice lo siguiente, trataré de transcribirlo literalmente: "Cuando tú aceptas un impuesto, tú dices, si tu recaudas por este producto, solamente puedes gastártelo en juanolas, no te lo puedes gastar en nada más, entonces si las juanolas no están, ahora tienes los recursos, y no tienes dónde gastarlo. Y como no tienes dónde gastarlo, te descuadra ingresos y gastos, ¿me sigues ahora?". Lo único entendible es que si una partida está destinada en el presupuesto a una inversión determinada, esa partida solo se puede emplear en ese bien, no en otro. Algo tan sencillo de explicar y que casi todo el mundo sabe, la señora Montero lo tiene que exponer con un ejemplo tan poco ilustrativo y unas palabras que difícilmente son capaces de aclarar algo a alguien. Esto es lo que sucede cuando se pone al frente de un ministerio a alguien que no tiene ni pajolera idea de lo que se trae entre manos, y solo se ha hecho porque le tocaba por años de militancia. ¿No habrá economistas prestigiosos en el país que puedan saber infinitamente más de presupuestos y contabilidad que la señora Montero?
Este es un claro ejemplo de que en tareas tan delicadas para la buena marcha del país, el gobierno no tiene reparo alguno en colocar a su gente, a la de su partido, considerando los años de militancia, aunque el puesto le venga muy grande y, como dije antes, no se tenga ni pajolera idea de lo que se ha de tratar. El político trata de hablar, de ser una persona locuaz, con lo que sí acierta la señora Montero, tal vez en exceso y hasta en tono inadecuado, alto y nervioso la mayoría de las veces. Pero esto es lo que hay, tú votas un partido, y ellos dan empleo a sus veteranos de partido, no siendo ninguna garantía de calidad de gestión y/o administración que pueda realizar esa persona alzada por el partido o representante del mismo. Total, después de todo, casi no tienen que hacer nada si no lo mandan los de arriba, los que les mueven los hilos. Y por el dinero no tienen ninguna responsabilidad, por eso lo primero es estar aforados y lo segundo haber legislado para despenalizar el despilfarro de dinero público si no fue para el enriquecimiento propio. Eso da pie a desviar dinero a la financiación del partido o de la fabrica de un amigo o familiar, al fin y al cabo no podrá ser sancionado o condenado, pues no se lo llevo para sí el político.
Por otro lado, abundando en la poca importancia que ha de tener el dinero recaudado para esta casta, desde hace años se acostumbraron a gestionar, más bien desgobernar, con dinero prestado, tanto el recaudado como el que llega de Bruselas, ellos también se han acostumbrado a hacer y deshacer al tiempo que incrementan la deuda pública, que ya parece no asustarle, aunque todos los españoles sensatos la tengamos presente como si fuera la espada de Damocles a punto de clavarse en nuestras cabezas. La casta política gobernante jaleada por la casta que le acompaña en el hemiciclo de las Cortes, pide y pide más dinero para tal y cual asunto, no muchas veces transparente como debiera y sin pedir ninguna autorización al pueblo, sin consultar jamás, lo emplea como mejor les parece en el mejor de los casos, y otras veces sacan los pies del plato y se van de juerga a costa de las tarjetas respaldadas con dinero público, evidentemente destinadas para gastos necesarios de su gestión pública, no para lencería o joyas para las queridas, para viajes familiares, para drogarse o emborracharse en cualquier antro de la noche.
La estructura está podrida, y todo lo que depende y se sustenta de dicha estructura termina podrido.
Seguiremos...
No hay comentarios:
Publicar un comentario