Como hago algunas veces cuando no sé de qué escribir echo un vistazo rápido a la prensa y me inspiro. Hoy he sido más breve que otras veces, cierto es que cada día me interesa menos los contenidos porque aunque puedan ser llamativos, con el sistema que existe, sé que no se va a llegar a nada más que a irritar, paso de perder el tiempo. A pesar de ello, me da pie para dar un poco de caña. Hoy los titulares que me llamaron la atención fueron los siguientes: "Famosos que son morosos a Hacienda" y "Francia amenaza a los padres con sancionarles si no impiden que sus hijos participen en protestas".
La lista de morosos que deben dinero a Hacienda es bastante amplia a la vez que incomprensible, cómo es que se llega a esos extremos, ¿por permisividad o por inacción?, ¿la ley es para todos, o ante Hacienda también se hacen exclusiones? Entre los famosos pillados que no pagan y viven alegremente, y los famosos que viven alegremente, teniendo los dineros o gran parte afuera en paraísos fiscales y no los declaran, tienen a Hacienda echa unos zorros. Ya sabemos que Hacienda no somos todos, como dijo una ministra, aclarándonos que solo se trataba de un eslogan, pero que exista esta burla bastante generalizada de cierto sector poderoso de la sociedad, tiene tomate. Hay cantidad de gente insolidaria, que no paga lo que debiera, y que la lentitud institucional ayuda a que se conviertan en morosos recalcitrantes. A esto le añadimos la inacción jurídica para con ciertos personajes y famosos, y como siempre la carga de los gastos va sobre la espalda de los mismos, que debemos ser los tontos de la película. A todo esto, los políticos sentados en los palcos viendo el espectáculo cinematográfico e imbuidos en su campaña electoral, que es lo que les reporta poder y dinero, mucho dinero, millones por los votos y los escaños.
Vayamos al segundo titular. El Gobierno francés coge por la calle de en medio, agarra el equivalente a la Ley Mordaza española y amenaza a todo hijo de cristiano para que retengan a su prole y no proteste o serán multados. Se supone, que como aquí, habrán anunciado serias e inalcanzables sanciones para acojonar al personal. Los gobiernos que trabajan para el pueblo, según dicen continuamente, se vuelven como si se tratase de un calcetín y ya no son de la ciudadanía si no del bando contrario, ¿A ver quién gana?, lo debatimos a mamporrazos como si siguiéramos en las cavernas. Pero sobre todo, lo que pretende el Gobierno francés, y todos los gobiernos, es una ciudadanía apaciguada, lacayos a sus pies que se traguen cualquier tropelía que las instituciones públicas pudieran cometer contra el pueblo. ¡Estas no son formas! Los gobiernos no pueden decir siempre que están con la ciudadanía mientras esta es sumisa, pero apenas reacciona contra los intereses de aquellos, ya están sacando los antidisturbios a la calle y majando a palos a los ciudadanos. Es hora de subir un escalón más y dialogar. Errores todos cometemos y hay que admitirlo. Pero si un error, supongamos que lo hubiera sido, le hace perder la vida a alguien, su autor o autores han de pagar por ello, y ser claro y admitirlo como primer paso para buscar una solución.
Seguiremos...
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